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Independientemente de todo lo que tenía en mente JiMin cuando llegó al apartamento de YoonGi, tenerlo sobre él no había estado presente en ninguno de sus pensamientos.

Un momento atrás, YoonGi estaba pensando en hacerle comida, quejándose de que no era necesaria una dieta, en ese instante, habían menos prendas de vestir en cada uno y la boca del mayor pintando en su piel como si fuera un lienzo en blanco para las manos de un artista.

JiMin no se opuso en ningún momento. Estaba maravillado de todo lo que pudiera o no pasar mientras se concentraba en besar la boca del contrario y dejarse hacer por este.

Estaba enamorado. Era lógico que algún día alguno de los dos buscaría más que simples besos, la prueba fue aquella vez en la que terminó con todo el eje del mayor en su boca y su semilla derramándose en sus labios.

Pero esa noche, se sentía diferente. Aquella vez fue más hormonal, cada uno llevado por la tensión del momento, hoy pareciera que ambos quisieran grabarse a la perfección lo que estaban haciendo.

—JiMin, precioso JiMin. —Susurró besando la piel que cubría sus clavículas, haciendo una pequeña presión sobre ellas mientras sus manos recorrían su torso con anhelo. —Tan bonito, tan mío. —Susurró alejándose para ver a los ojos del menor.

Lo único que encontró fue el mismo desastre de emociones pintados en esos orbes marrones que tanto amaba.

—Tuyo. Completamente tuyo. Haz lo que quieras conmigo. —Susurró sin titubear.  Con la emoción dominando todos sus sentidos mientras su cuerpo ardía en deseo por el mayor.

YoonGi no necesitó de mucho después de eso. Todo fue como un borrón de besos y caricias mientras una a una, cada prenda que aún vestía el cuerpo de ambos desaparecía en el camino.

JiMin se concentró en besar al mayor todas las veces que pudo. Reclamar cómo suya aquella lengua traviesa que hacía estragos en su cavidad bucal, morder y chupar los belfos contrarios mientras inconscientemente, empezaba un lento vaivén debajo del mayor.

Su teléfono o el de YoonGi quizás, sonó en la lejanía.

A ninguno le importó lo suficiente.

No cuando estaban concentrados en terminar de romper la escasa línea que los separaba aún.

—Confío en ti. —Expresó seguro de sus palabras mientras sentía la mano del mayor inmiscuirse lentamente en su entrada, introduciendo con cuidado un primer dedo que hizo a JiMin tensarse bajo el cuerpo del mayor.

YoonGi lo observó preocupado, pero JiMin simplemente le ánimo a seguir. YoonGi con cuidado, volvió a presionar el mismo dedo en aquel lugar, dando pequeños giros en su entorno mientras escuchaba como respuesta los pequeños jadeos del menor y tenía de vista el rostro sonrojado de su chico.

El lubricante utilizado sirvió como una especie de bálsamo relajante mientras un segundo dedo se colaba en la exploración.

JiMin simplemente se dejó hacer, disfrutando de las palabras lentas y llenas de amor que el mayor recitaba en su oído, amando sin duda alguna lo cuidadoso que estaba siendo ante su primera vez.

Si algún día todo acababa entre ellos, JiMin se llevaría el mejor recuerdo de su vida.  Se llevaría en su mente la mirada cargada de amor que YoonGi le regaló en ese momento.

Más cuando a esos dos dedos, se sumó uno más y los movimientos esta vez tuvieron un ritmo diferente, cada entrada y salida robaba un suspiro que moría en los labios del mayor. JiMin se encontró deseoso, lleno de expectativas inmensas mientras su cuerpo se movía en respuesta ante las embestidas provocadas por el mayor. Su propio miembro respondiendo ante el constante roce y ante las múltiples emociones que se removían en su interior.

YoonGi no lo ignoró, con su mano libre estimuló aquel rosado eje hasta el punto que sintió la carne entre sus falanges agrandarse ante su solo toque.

Para ese momento, JiMin estaba concentrado en lo bien que se sentía y en lo necesitado que estaba por recibir a YoonGi por completo en su interior.

No tuvo que pedirlo dos veces, ni siquiera tuvo tiempo de quejarse cuando los dedos del mayor abandonaron su interior.

JiMin se sintió bajar de golpe al mundo cuando solo la punta del miembro del mayor rodeó su entrada palpitante.

—V-Vamos. —Se encontró pidiendo en baja voz, con anhelo y deseo mientras buscaba la mirada del mayor. —Soy tuyo, hazme tuyo. Tómame. —La desesperación en su pedido más el brillo inusual en sus ojos hizo a YoonGi reaccionar.

Poco a poco, como si tuviera miedo de dañar al chico, fue introduciéndose hacia su dulce delirio.

No tenía palabras para describir lo bien que se sentía, lo cálido que el interior de JiMin se encontraba más la forma tan exquisita en la cual era apretado.

Esperó todo lo que tuvo que esperar hasta que sintió la fuerza con la cual las piernas de JiMin envolvieron su cintura y el como este inicio un beso desesperado mientras movía su cuerpo en busca de una respuesta.

YoonGi se la dio. Impulsándose hacia atrás, el pálido hizo una nueva incursión hacia dentro, sintiendo el cuerpo del contrario contraerse en una retahíla de jadeos y gemidos mientras sus uñas se hundían profundamente en la pálida piel de su espalda.

Se sentía bien.

Se sentía jodidamente bien.

Sus cuerpos se amoldaron perfectamente, como si hubiesen sido creados para encajar en cualquier circunstancia. Sus labios no dejaron los del otro y el vaivén de ida y venida marcó un ritmo rápido y placentero.

Cada vez que YoonGi salía de su interior, JiMin sabía que volvería con más fuerza. Su pene palpitaba entre sus pieles y su mundo entero estaba paralizándose ante el golpe continuo en aquel lugar ideal para sucumbir a sus más inquietantes deseos.

JiMin jadeó el nombre de YoonGi, sin importarle quién pudiera escucharle. Y YoonGi respondió de la misma forma, grabándose en su mente lo jodidamente caliente que era escuchar a Park JiMin correrse en su nombre.

—T-Tan bonito y tan mío. —Susurró maravillado. —Mío, completamente mío. —Expresó el pálido, como si fuera lo único que pudiera decir, persiguiendo su propio orgasmo mientras seguía embistiendo el interior de JiMin.

El menor gimió con gusto, rodeándole la espalda al pálido, besando sus hombros y parte de su cuello, deleitándose ante la calidez de la semilla del mayor inundando su interior.

—Siempre. —Susurró el rubio, tomando el rostro del pálido entre sus manos. —El número uno y el único en mi vida. —Juró antes de besar los rosados labios expuestos ante él.

Los siguientes minutos se mantuvieron en una especie de burbuja recíproca de atención y mimos, YoonGi se encargó de cuidarlo, de limpiar el desastre entre ambos y de velar el sueño del menor hasta que el suyo propio lo alcanzó por completo.

...

Holaaa ❣

Vine más rápido que otras veces, gracias por leer Industry.

De aquí en adelante, estamos pisando para el final de la historia, así que por favor, denle mucho amor a lo poco que va quedando de ella.

Disculpen cualquier error que se me pudiera pasar.

Nos leemos luego.

 

Industry Baby » YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora