Capítulo 6

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Lily

¡Curso nuevo! Y, por si fuera poco, último año de instituto, último año de vivir en Nantucket. Esto último me emociona y me asusta a partes iguales. Por un lado, tengo muchísimas ganas de marcharme a Nueva York, vivir en la gran manzana, compartirlo con Liam, Sally y Jake. Pero por otro, me da mucha pena dejar atrás este pequeño paraíso que es mi hogar, a mis padres, el mar. En fin, que me pongo melodramática, la cuestión es que hoy empieza el último curso del instituto. 

Son las siete y media de la mañana, es lunes, ha amanecido soleado y ya estoy duchada y con la mochila lista, solo me falta vestirme. Para este primer día opto por un vestido floreado que queda un poco más arriba de mi rodilla, las converse blancas y me recojo la melena con una diadema. Me miro en el espejo: ¡estoy genial! Bajo las escaleras para ir a la cocina, donde mis padres, los Wilson y Liam me esperan para desayunar. Es una especie de ritual, el primer día de cada curso desayunamos los seis juntos, este año toca en mi casa. 

- ¡Buenos días! - saludo con una sonrisa sentándome al lado de mi amigo. 

- ¡Buenos días, Lil! - responden todos al unísono.

- ¿Estáis preparados, chicos? - pregunta mi madre - Parece el otro día cuando empezasteis el colegio a los tres años y ya sois dos jovencitos en su último año.

- Linda, ¿te acuerdas de los monos que iban vestidos con sus baberitos de colores?

- ¡Ay, sí! Voy a traer esas fotos.

- Mamá... - intento pararla pero ya está en el salón rebuscando entre los álbumes - Todos los años igual - murmuro para que solo Liam me oiga.

- No sería lo mismo sin las fotos - me guiña un ojo y sigue desayunando. 

Cuando estamos a punto de terminar, mi madre entra en la cocina con el famoso álbum debajo del brazo. Es un buen momento para contaros que, a parte del desayuno, el primer día de curso siempre nos sacan una foto a Liam y a mí en la puerta de casa. después, se imprime y se pone en el álbum que ahora mismo está abriendo mi señora madre. Ya imagino lo que estaréis pensando, que parece una película mala que echan en la tele después de comer, pero bueno, si Anne Wilson y Linda Jones se empeñan en algo, aunque sea ridículo, nadie se atreve a llevarles la contraria. ¡Menudas son!

- Esta es del día que empezasteis el instituto - señala Anne una de las fotos - ¡Qué guapos estabais!

- Mamá, estábamos muy feos - se queja Liam - Bueno, Lily no, pero mírame a mí, parezco un robot con el aparato.

- Estabas monísimo - le digo sonriendo.

- Sí, claro - murmura. 

- Siempre habéis sido muy guapos los dos, y no hay más que hablar - sentencia mi madre.

- Venga, chicos - llama nuestra atención mi padre - Vamos a sacaros esa foto ya o vais a llegar tarde el primer día.

Dicho y hecho. Como cada año, nos ponemos delante de la puerta de mí casa, sonreímos y ¡click! Foto hecha. Sin siquiera mirarla, ambos emprendemos nuestro camino hacia el instituto. Llegamos cinco minutos antes de que las clases den comienzo. Yo estoy en clase con Jake, Connor y Austin, que nos decantamos más por las letras. Liam y el resto, ciencias. No obstante, en todos los descansos y durante el almuerzo siempre estamos juntos. 

Nos sentamos en tercera fila, Connor, Jake y yo, de derecha a izquierda, quedando a mi lado un hueco libre. Estamos riendo y hablando sobre el verano cuando una voz que no había escuchado nunca antes, me saca de la conversación. 

- Perdona, ¿está libre este sitio?

Me giro para apartar mis cosas cuando me encuentro con los ojos más verdes que he visto nunca y una sonrisa preciosa. ¡Madre mía! Un chico alto, rubio está mirándome fijamente, sin dejar de sonreír. Durante unos segundos me quedo medio ida, pero soy capaz de reaccionar a tiempo apartando mi mochila de la silla.

No es magia, somos nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora