Capítulo 19

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Liam

Vaya puto dolor de cabeza, ¡joder! Me despierto con una resaca terrible después de la juerga que me corrí anoche. Abro los ojos lentamente y, ¡sorpresa! No estoy en mi cama, sino en la de una rubia totalmente desconocida para mí. ¿Quién demonios es esta? Buff, qué más da. Me levanto todo lo rápido que mi cuerpo me permite y me visto sin hacer ningún ruido para no despertarla. Salgo de la habitación y solo entonces solo soy consciente de que... estoy en el hotel de los Jones. ¡Mierda!

Bajo por las escaleras para evitar cruzarme con alguien de la familia en el ascensor. Llego al hall y veo que no hay nadie en recepción, así que intuyo que es ahora o nunca. Corro hacia la puerta, pero antes de que pueda alcanzarla, una voz muy conocida para mí me detiene.

- Liam Wilson – el señor Jones está detrás de mí de brazos cruzados y con una expresión decepcionada en su rostro - ¿Pensabas marcharte sin saludar, chico?

- Yo... - me rasco la nuca nervioso – Hola.

- ¿Hola? – suspira – Pasa a mi despacho, anda.

- En realidad ten...

- He dicho que pases – ordena dándose la vuelta sin darme opción a replica.

Bufo frustrado. Esto ya es lo que me faltaba: tener una resaca de la hostia y encima aguantar una charlita. Genial, sencillamente genial. Entro en su bonito y luminoso despacho, tan luminoso que me escuecen los ojos y los entrecierro molesto.

- ¿Quieres agua? ¿Un ibuprofeno? – me pregunta mientras se sienta.

- Emm, no, no, estoy bien – respondo sentándome delante de él al otro lado de su escritorio.

- Como quieras – apoya sus codos sobre la mesa y me mira fijamente - ¿Me vas a contar que es lo que te sucede, chico?

- Que estoy de resaca, creo que es evidente – digo de malos modos.

- En primer lugar, no pienso tolerar que me hables así. En segundo lugar, lo de la resaca es algo que salta a la vista, créeme – me mira de arriba abajo – Y en tercer lugar, ambos sabemos que no me refiero a eso.

- ¿Y a qué te refieres, Louis? – pregunto condescendiente.

- ¿Por qué te estás haciendo esto, Liam? ¿Por qué haces que tus padres, que nosotros pasemos por esto? – aparto la mirada - ¿Por qué consientes que Lily, tu mejor amiga, esté pasando por un infierno por tu culpa?

- Nadie le ha pedido que pase por nada – me estoy cabreando, hecho que puede notarse en mis palabras – Que se olvide de mí y me deje en paz, no es tan difícil.

- Eso debería hacer, por supuesto que sí – me da la razón clavándome un puñal en el pecho – Debería olvidarse de ti, debería dejar de preocuparse de lo que te pase, pero no lo hace. Y, ¿sabes por qué? Porqué te quiere más que a nada en este mundo y jamás dejará de hacerlo – suspira cansado – Y eso es lo que hacen los amigos, preocuparse y ayudarse entre ellos.

- Yo no he pedido nada, solo que me dejéis todos tranquilo – repito.

- Claro, pero las personas que te queremos no somos capaces de hacer eso – me mira muy serio – Estamos sufriendo todos, sobre todo tus padres y Lily. ¿Por qué nos haces esto?

- Qué no os estoy haciendo nada, hostias – sigo en mis trece – Solo me estoy divirtiendo, pero parece que nada de lo que yo haga os parece bien. Si me quedaba en casa, mal porque no salía. Si salgo mal, porque no estoy en casa. ¿Por qué no os aclaráis la puta cabeza y dejáis de joder?

No es magia, somos nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora