Capítulo 21

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Liam

- Liam, cielo, lleva cuidado, por favor - dice mi madre cansada.

- Que sí, mamá, que sí - respondo hastiado de toda esta situación. 

Llevo dos días encerrado en mi apartamento de Nueva York con mis padres. Es el tiempo que hace que me dieron el alta en el hospital, y debo reconocer que estoy hasta las narices, de tenerlos aquí. Supongo que debería estar agradecido, pero no los soporto más. Desde la paliza, no me dejan ni a sol ni sombra, y resulta tedioso que estén todo el santo día diciéndome cómo debo comportarme y cómo no. 

Además, también insisten en que les cuente que pasó para que me dieran una paliza que me llevó al hospital, pero no me siento con fuerzas, ya que ni yo mismo alcanzo a entender qué me sucedió realmente. Lo único que sé es que me cayó de la cartera la foto de Lily, un tipo la recogió y empezó soltar burradas del estilo: "qué buena está tu novia, me follaría esa boquita sin parar toda la noche". Algo hizo click en mi cabeza, y me lié a puñetazos, pero el que salió mal parado fui yo. 

Y hablando de Lily... ¡Joder! Me siento como una puta mierda al pensar en lo mal que me estoy comportando con ella. Es mi mejor amiga, o al menos lo era, lo único que ha hecho ha sido preocuparse por mí y yo... Yo soy un capullo que no se merece absolutamente nada de ella. 

- ¿Me estás escuchando, Liam? - la voz de mi padre me saca de mis pensamientos. 

- No, ¿qué quieres? - respondo de malos modos. 

- Primero, que me hables bien - está muy cabreado, será mejor que me calle - Y segundo, te decía que tu madre y yo vamos a salir a comprar unas cosas, volveremos en un par de horas. Te quedas solo, pero Lily está en su casa, si necesitas algo llámala, ella ya sabe que te quedas solo.

- Sí, vale - murmuro desganado.

Unos minutos más tarde, mis padres salen por la puerta dejándome solo por primera vez en dos días. Necesitaba este momento de paz, de soledad, pero ahora que lo tengo... no me gusta lo que estoy sintiendo. Porque la realidad es que me siento más solo que nunca y, aunque en un principio era lo que quería, me estoy empezando a dar cuenta de que no me gusta ni un poquito toda esta situación. 

Miro mi móvil y me pican los dedos por cogerlo y llamar a Lily, oír su dulce voz, pedirle que venga, disculparme en mil idiomas y rezar para que todo vuelva a ser como antes. Una vocecita en mi cabeza me susurra que no sea cobarde, que lo haga, que no deje pasar más tiempo o será imposible recuperarla. Así que, sin medir muy bien cuáles serán las consecuencias de lo que hago, marco su número y me llevo el teléfono a la oreja. Dos pitidos más tarde, el sonido que más he echado de menos, llega a mí.

- ¿Liam? ¿Estás bien? ¿Te ha pasado algo? - lanza su batería de preguntas sin respirar. 

- Sí, yo... Solo quería... - las palabras se me atragantan, estoy realmente nervioso - ¿Puedes venir?

- Emmm - la oigo dudar y el mundo se me viene encima. Sí que la he cagado - ¿De verdad?

- Sí, sí, yo... quiero hablar contigo, por favor.

- De acuerdo - responde antes de colgar. 

Los nervios me invaden por completo, las manos me sudan y siento el corazón latir a toda velocidad. Suena el timbre y me pongo en pie de un salto. Me limpio las manos en los pantalones del chándal que llevo, abro la puerta y ahí está ella. Tan bonita que duele. Sin una gota de maquillaje, un moño deshecho, sus gafas de vista. Se está retorciendo la manos, parece que también está nerviosa. 

- Pasa, por favor - me hago a un lado y la dejo entrar al salón - Siéntate donde quieras. 

Lily toma asiento en uno de los sillones que hay junto a la ventana. A penas me mira, se sigue retorciendo los dedos y parece que quiere estar en cualquier lugar menos aquí. 

No es magia, somos nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora