Capítulo 11

43 6 12
                                    

Liam

- ¡Esto es una verdadera pasada! – exclama Lily mientras da vueltas sobre sí misma – Es genial.

- Tienes toda la razón – secundo.

Estamos en su nuevo apartamento de Nueva York, que está justo enfrente del mío. Hace un par de horas que hemos llegado y mi casa ya está lista. Entre los Jones, mis padres y yo, hemos dejado mi nuevo hogar preparado, todas las cajas de cartón que contenían mis cosas vacías, e incluso mi madre ha añadido alguna que otra fotografía por el salón y mi habitación. Ahora haremos lo mismo con el de Lily, entre los seis somos más rápidos.

- Vale, quiero empezar por la habitación – dice mi amiga – Primero sacaremos toda la ropa para colgarla y después ya acabaremos con todo lo demás.

- Vale – respondemos todos al unísono.

Empezamos a abrir cajas y a sacar ropa. Se la vamos dando a ella para que la ponga en perchas, la doble o la coloque como mejor le parezca. Lo primero que colocamos es la ropa de más abrigo para ponerla al fondo del armario. Todavía hace calor para usarla, así que lo que le queda más a mano para el día a día es la ropa más veraniega. Una vez con el armario lleno, sacamos la ropa que irá a la cómoda que tiene enfrente de la cama: los pijamas, la ropa de hacer deporte y... la ropa interior.

Mi padre y Louis salen de la habitación cuando llega este momento, pero yo... me he quedado paralizado viendo como mi madre y la suya empiezan a doblar bragas, tangas, sujetadores. No entiendo que me está pasando pero por algún extraño motivo no puedo evitar que a mi mente acudan imágenes de Lily con esas braguitas rojas de encaje y el sujetador a juego. Cabeceo y sin decir una palabra salgo de esa habitación. Me voy derecho al salón, donde abro la ventana para que me dé el aire.

Pasados unos minutos, cuando ya estoy más calmado, las chicas salen de la habitación.

- Bueno, habitación lista – dice mi madre – Ahora vamos a sacar lo que va al baño y al salón.

- Papá, Robert, ¿podéis sacar las mantas y meterlas en aquel baúl? Y poned los libros en las estanterías – pide Lil – Liam, tú ayúdame con la cocina. Mamá, Anne, el baño es cosa vuestra – dice guiñándoles un ojo.

- A sus órdenes, mi capitana – bromeo cuadrándome y haciéndola reír.

Todos empezamos con nuestras tareas. Lily y yo cogemos las dos cajas que van a la cocina, las abrimos y empezamos a sacar las sartenes, platos, vasos, cubiertos, para colocarlo en su correspondiente lugar. La miro de reojo, tan bonita como siempre, canturreando alguna de esas canciones que siempre se le pegan cuando las escucha en la radio, sonriendo, con su moño deshecho y uno de sus vestidos de flores que tan bien le quedan. Si alguien dice que no es la chica más preciosa del mundo, miente.

- ¿Liam? ¿Me estás escuchando? – vuelvo a la realidad cuando formula esa pregunta.

- ¿Qué? Me he despistado, ¿qué decías?

- Te preguntaba si tienes ganas de empezar las clases – repite sonriendo. Siempre con esa maldita sonrisa que, por algún motivo que desconozco, me lleva por la calle de la amargura.

- Sí, la verdad es que sí – respondo – Sobre todo tengo ganas de empezar con el tenis. No sabes lo agradecido que estoy contigo.

- Bah – le quita importancia – No tienes que agradecerme nada, si te han dado la beca es porque eres el mejor en lo tuyo.

- Eso eres tú, que me miras con buenos ojos – cambio de tema - ¿Y tú? ¿Tienes ganas de empezar?

- Sí – se le ilumina la mirada – Estoy muy emocionada, tengo muchísimas ganas de empezar las clases, conocer a los compañeros. Me da un poco de miedo no hacer amigos, pero espero que todo vaya bien.

No es magia, somos nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora