Capítulo 37

20 2 0
                                    

Liam

Estoy enamorado de ti, siempre lo he estado y siempre lo estaré. Estoy enamorado de ti, siempre lo he estado y siempre lo estaré. Estoy enamorado de ti, siempre lo he estado y siempre lo estaré. ¿Pero cómo puedo ser tan extremadamente gilipollas? ¿Cómo se me ocurre confesarle lo que siento en una situación así? Soy gilipollas.

Salgo corriendo del parque después de mi tremenda metedura de pata y me voy a casa de mi amigo Jake. Llego con el corazón acelerado y muy nervioso. Llamo al timbre y él me abre inmediatamente. Me recibe con una sonrisa, pero cuando ve mi expresión, (que debe ser un poema), se pone serio y me invita a pasar.

Entro como un ciclón, doy varias vueltas por el salón como si fuera un león enjaulado mientras mi amigo se sienta en el sofá y me observa en silencio. Unos minutos después, me voy a la cocina, saco un par de cervezas, le doy un a Jake y me bebo la mía, prácticamente de un trago, antes de desplomarme a su lado cansado.

- Soy gilipollas – digo.

- Vaya, has tardado veintisiete años en darte cuenta – bromea – Te felicito, marcaré este día en mi calendario para celebrarlo cada año – su intención era hacerme reír, pero al ver que no lo consigue se pone serio – Tío, me estás acojonando, ¿qué ha pasado?

- Que la he cagado, pero a lo grande – respondo.

- ¿Por qué? ¿Qué has hecho? – me pregunta preocupado – Seguro que no puede ser tan malo, todo tiene solución.

- Le he confesado a Lily que la quiero, que estoy enamorado de ella – suelto a bocajarro.

- ¡Hostias! – exclama sorprendido – No me lo esperaba, honestamente.

- Ya... yo tampoco, la verdad – reconozco riendo sin ganas – Me ha salido así, de la nada.

- ¿De la nada? ¿Pero de qué estabais hablando para que dijeras eso? ¿Y qué te ha dicho ella? ¿Se ha enfadado? ¿Te ha rechazado? ¿Por eso estás así?

- A ver, hemos ido Sally y yo a ver su casa nueva, y me he agobiado – le cuento – Me la he imaginado allí, viviendo con Dylan, casados, felices y... me ha superado, así que he salido corriendo, pero ella ha venido detrás de mí. Me ha echado en cara lo raro que he estado con ella últimamente, me ha dicho que pensaba que era por la ruptura con Caroline. Y... me ha salido, le he dicho todo lo que siento y he salido corriendo.

- Tío, tienes un problema con salir huyendo de Lily, ¿eh? – me acusa.

- Así no ayudas – mascullo entre dientes.

- Tengo razón – dice – Siempre que se trata de ella, das un paso para, justo después, retroceder dos. Pero bueno, ¿te ha dicho algo?

- No, ya te he dicho que he salido corriendo – repito.

- ¿Y ahora qué? ¿Piensas esconderte de ella para siempre?

- Ahora... - me froto la nuca nervioso – No lo sé. En unos días vuelve Dylan, va a pedirle que se case con él, ¿qué se supone que debo hacer? No me quiero entrometer, yo... solo quiero que sea feliz.

- Liam... - me mira con pena.

- No me mires así – me irrito – Lo único que quiero es que Lily sea feliz, y si lo es junto a Dylan yo... No sé, ya lo superaré, solo quiero que sea feliz.

- Tú también te mereces ser feliz, ¿sabes? – murmura.

- Parece que, con Lily, no va a estar mi felicidad.

No es magia, somos nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora