❖ ◦ 5 ◦ ❖

535 62 9
                                        

Jisoo

Llego a comisaría y me dirijo a mi mesa dispuesta a buscar la ficha completa del sospechoso para proceder a traerlo para interrogarlo.

—Esa ropa mucho mejor—suelta la inspectora Lee apareciendo a mi lado—¿cómo se encuentra hoy?

—Mucho mejor, gracias. He encontrado a alguien que ha identificado al sospechoso— digo.

—Vaya, qué rapidez—dice sorprendida.

Le explico lo que me ha dicho la señora del estanco y mi intención de ir a su casa a buscarlo.

—Que la acompañe una patrulla, nunca se sabe cómo puede reaccionar un sospechoso —añade antes de desaparecer en dirección a otros compañeros.

Los miro y me muero de envidia, por lo que he escuchado por aquí están llevando un caso de doble asesinato, sé que soy la nueva y que me toca lo que me toca dadas mis circunstancias, pero daría lo que fuera por poder ayudar a meter a un psicópata entre rejas.
Lamiéndome mis heridas, me resigno y le pido a Byeon y su compañero que me acompañen a la dirección que consta en la ficha del sospechoso.

—Jihoon Park, ese cabrón siempre se libra de todo—resopla Choi de mal humor.

No le doy importancia al comentario y me limito a seguirlos hasta el aparcamiento, donde cogemos dos coches por si tenemos suerte y volvemos acompañados del tal Jihoon Park.

No tardamos ni diez minutos en aparcar en la misma calle en la que vive.

—Es aquel edificio—me señala.

Estoy a punto de protestar porque ha aparcado muy lejos y mis piernas no están para más caminatas extras, pero entiendo el motivo. Estos cabrones huelen a la policía a kilómetros y aunque no tengan claro si vamos a por ellos lo primero que suelen hacer por si acaso, es salir corriendo, así que cuanto más tarde nos vean, mejor.

Como si me estuviese leyendo el pensamiento, cuando llegamos al edificio de Park, casualmente la puerta de entrada se abre y le vemos salir.

En cuanto nos enfoca y descubre a Byeon y Choi vestidos de uniforme, echa a correr calle abajo como si le persiguiese una manada de lobos hambrientos.

—¡Policía, quieto! —le grito a pleno pulmón a la vez que mis dos compañeros salen corriendo tras él.

No me muevo del sitio, en mi estado sería absurdo el mero hecho de intentarlo, pero sí que me fijo en sus movimientos mientras huye como un cobarde y no me cabe la menor duda de que es él. Estuve corriendo demasiado tiempo detrás de Jihoon como para no memorizar su forma de moverse, su agilidad para sortear obstáculos e incluso el gesto rápido que hacía para dedicarme alguna mirada para comprobar si había logrado deshacerse de mí.

Está claro que soy una novata y que me queda mucho por aprender, si hubiese sido por mí, habría venido sola y en mi estado no hubiese podido correr tras él. Puede que la inspectora Lee sea un poco malhumorada, pero hace bien su trabajo y, al fin y al cabo, eso es lo que realmente importa.

En cuestión de segundos le pierdo de vista, Park tuerce a la izquierda por una calle y Choi tras él, en cambio, Byeon, que iba algo más rezagado, decide girar una calle antes.

—Lo tenemos, agente—escucho poco tiempo después por la radio.

La voz casi sin aliento es la de choi sonrío ampliamente, me alegro de que lo hayan cogido.

Cuando ya estamos en comisaría dejo a Park más de una hora en la sala de interrogatorios, como castigo por haber hecho correr a mis compañeros.

—Han hecho un gran trabajo, sin ustedes no habría logrado agarrarlo—le digo a Sam, porque Choi ha desaparecido en cuanto hemos llegado.

—Para eso estamos aquí—dice encogiéndose de hombros.

—Gracias de todos modos.

—Agradécemelo dejándome invitarte a comer—propone con tono seductor.

—Eso no va a pasar—sonrío ante su mueca de fastidio.

—¿Y una copa?

—Tampoco.

—Algún día, algún día aceptarás—dice a la vez que se aleja por el pasillo.

Sonrío para mí y me decido a entrar a la sala de interrogatorios.

A pesar del tiempo que ha pasado, Park no parece nervioso salvo por el hecho de que tiene ganas de fumar y aquí no está permitido.

—Park Jihoon, veinte años—leo antes de clavarle una mirada taladrante desde la puerta—me han dicho que no quieres abogado—digo sentándome frente a él.

—Y es verdad. No necesito un abogado porque yo no he hecho nada—contesta muy seguro.

—¿Por qué has huido entonces? Alguien que no ha hecho nada no tiene por qué preocuparse.

—Yo qué sé, ver a la poli siempre da respeto, y reconoce que la tienen tomada conmigo.

—¿La tenemos tomada contigo? —pregunto atónita.

—Exacto, siempre me acusan de todos los robos que no le pueden endosar a otros.

—No estoy aquí por otros robos, estoy en concreto por el que cometiste ayer sobre las siete cuarenta de la mañana.

—¿Ayer? Yo ayer estuve todo el día en casa de mi hermana.

—Claro que sí—sonrío con ironía—no intentes tomarme el pelo, tú ayer le diste un tirón a una pobre señora, ¿sabes cómo lo sé? Porque yo estaba presente y te perseguí durante varios minutos.

Su mandíbula se tensa unos segundos, pero enseguida se recompone porque el muy cabrón debe estar acostumbrado a mentir.

—Tengo un testigo que te ha reconocido y está dispuesto a declarar. Te enfrentas a un cargo de robo y a otro de agresión a la autoridad, esta vez no te irás Jihoon.

De nuevo se tensa un segundo y vuelve a recomponerse.

—Se equivoca, tanto usted como ese testigo me confunden con alguien. Yo ayer estuve toda la mañana con mi hermana.

—¿Toda la mañana? Hace un momento me has dicho que estuviste todo el día, a ver si nos aclaramos.

—Toda la mañana y toda la tarde—se rectifica a sí mismo.

No hay cosa que soporte menos que el hecho de que me mientan a la cara.

—¿Estás seguro de que eso es lo que quieres que conste en tu declaración?

—Totalmente, ayer estuve con mi hermana.

—¿Dónde estuviste?

—En su casa.

—¿Había alguien más con ustedes?

—No, solo ella y yo.

—Bien, dame sus datos, hablaremos con ella para ver si es verdad lo que dices.

Salgo de la sala y hago varias respiraciones para tratar de calmarme. Cuando me giro, veo que la inspectora Lee ha estado presenciando todo el interrogatorio.

—Miente—le digo enfadada.

—Cierto, pero su deber es localizar a la hermana y confirmar su coartada. Interesante para ser el primer día en activo, ¿verdad? —comenta esbozando una pequeña sonrisa.

—Verdad—concedo devolviéndole la sonrisa.

—No tenga prisa en comprobar esa coartada, agente—sonríe de nuevo, antes de darse media vuelta y salir.

La observo caminar con elegancia y ese aire de misterio que la envuelve y no acabo de entender por qué me he formado la idea de que en esta comisaría todos le temen.

𝐅𝐋𝐎𝐑𝐄𝐒 𝐘 𝐌𝐄𝐍𝐓𝐈𝐑𝐀𝐒 [chaesoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora