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Jisoo

Al día siguiente llego a comisaría con un humor que no me aguanto ni yo misma. Que Park Jihoon se vaya de rositas porque su hermana miente es algo que no soporto.

Su hermana, la jodida Rosé, creo que eso es lo que me enerva del todo, que esa cabrona me estuviese mintiendo en la cara y yo no dejase de caer rendida a sus encantos una y otra vez.

No he podido dormir por su culpa, no puedo quitármela de la cabeza. Cada vez que cierro los ojos veo esa sonrisa ladeada que me corta el aliento.

Saludo a Byeon y de nuevo tengo que sortear con educación otra de sus invitaciones. ¿Por qué les cuesta tanto a los hombres darse cuenta de que no tienen nada que hacer con ciertas mujeres?

Llego al despacho de la inspectora Lee y vuelvo a llamar para anunciar mi presencia a pesar de que su puerta siempre está abierta.

—¿Qué tal se encuentra hoy? Diría que tiene peor cara que ayer—masculla tras escanearme de forma rápida.

La verdad es que no me encuentro nada bien, la mezcla del dolor de mis heridas sumada a no haber descansado nada bien, me tiene en un estado que solo hace que sienta ganas de tumbarme a dormir una semana.

—He tenido días mejores.

—Siento que tuviera que soltar a ese desgraciado, pero le servirá para acostumbrarse a una de las partes más oscuras y desesperantes de nuestro trabajo, tener que dejar en libertad a alguien a pesar de saber que es culpable. En este caso era un ladrón de poca monta, pero a veces son violadores o asesinos, eso le quita a una el sueño durante semanas, se lo aseguro, agente.

—La creo, y dudo mucho que consiga acostumbrarme a eso.

—No lo hará, simplemente encontrará la manera de convivir con ello.

—¿Le importa si indago un poco más sobre Park? Byeon me dijo que no era su primera detención.

—Por supuesto. Ya le he dicho que hasta que no esté recuperada no la meteré en ningún caso complicado. De hecho, coja el expediente y márchese a casa, Kim. Tiene usted hoy un aspecto lamentable.

—Se lo agradezco—acepto de buena gana—hoy el dolor no me está dando mucha tregua.

—No me lo agradezca tanto, cuando esté usted recuperada pienso exprimirla al máximo. Ahora váyase, que tengo una reunión con el comisario y no me gustaría llegar tarde por su culpa.

Definitivamente empiezo a pensar que toda esa dureza de la inspectora Lee es pura fachada.
Le dedico una sonrisa sincera y tras hacerme con el expediente completo de Park, me voy a casa.

Cuando estoy a punto de cruzar el portal, me encuentro de sopetón con Jennie, que sale a toda prisa como si el edificio estuviese en llamas.

—Jisoo, creía que habías ido a trabajar. ¿Todo bien? —pregunta deteniéndose a mi lado.

—Sí, tranquila, lo que tengo que hacer puedo hacerlo desde casa, y la verdad es que hoy he dormido muy mal y no me vendrá mal estar cómoda en el sofá. ¿A dónde vas con tanta prisa? Tienes tiempo de sobra—digo mirando el reloj.

—Sí, pero es el cumpleaños de una compañera y hemos quedado un poco antes para darle una sorpresa en el vestuario.

—Pues no te entretengo más.

—Tú no me entretienes, tonta. Oye, vente esta noche a cenar, Lisa volvió ayer del viaje y le apetecerá verte, además, seguro que te ha traído algo.

—No sé, hace días que no se ven.

—Lo compensamos anoche—se jacta con una sonrisa chulesca.

—Zorra.

𝐅𝐋𝐎𝐑𝐄𝐒 𝐘 𝐌𝐄𝐍𝐓𝐈𝐑𝐀𝐒 [chaesoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora