❖ ◦ 9 ◦ ❖

489 63 2
                                        

Jisoo

—Llegas tarde—protesta Jennie en cuanto me abre la puerta.

—Solo un poco, dicen que es bueno hacerse esperar.

—¿Dicen? Eso te lo acabas de inventar ahora mismo, anda, pasa—me invita poniendo los ojos en blanco.

Camino hacia el salón con toda la confianza de una amistad de años y en él me encuentro a Lisa levantándose del sofá para recibirme con un abrazo que echaba de menos, a pesar de que solo hace un par de semanas que no la veía.

Cuando me observa bien, los ojos se le abren como dos faros, pero yo me lanzo hacia sus brazos y la rodeo estrujándola con fuerza.

—Estoy bien, no es nada.

—¿Nada? Menudo zarpazo llevas ahí—dice alzando mi rostro por la barbilla para observar bien mi frente.

—Pues si vieras lo que tiene entre las piernas pensarías que se ha peleado con una gata salvaje—suelta Jennie riendo

—venga, bájate el pantalón y déjame ver como tienes los rasguños—exige poniéndose seria.

—¿De verdad hablan en serio? ¿Qué han hecho mientras yo no estaba? —pregunta Lisa incrédula.

—Tuve un percance la otra mañana, pero no es nada.

Yo le resto importancia, pero cuando me bajo los pantalones y Lisa ve como tengo las piernas se echa las manos a la cabeza.

—Joder, Jisoo.

—Es más aparatoso que otra cosa, aunque escuece horrores.

Jennie examina los rasguños y da su visto bueno.

—Está mucho mejor que ayer. ¿Cómo va esto de dolor? —pregunta señalando mi sexo.

—Bueno, si nada me aprieta va bien, lo estoy pasando peor cuando me siento. También me duele el culo—admito haciendo una mueca.

—De verdad que todavía tienes que dar gracias por no haberte roto nada.

Me vuelvo a subir el pantalón y mientras llevamos todos los platos a la mesa, le explico a Lisa mi hazaña sobre el muro.

—Esa pobre mujer que vivía en la casa tuvo que sorprenderse—dice buscando el lado cómico de la situación.

—De pobre mujer nada, esa es más lista que nosotras tres juntas—suelto sin pensar.

—¿Qué nos hemos perdido? —pregunta Jennie entornando los ojos.

—Nada.

Me dejo caer en la silla y mi culo se resiente haciendo que me cague en tres generaciones de los hermanos Park.

Lisa se sienta a mi lado y arrastra mi silla hasta dejarla frente a la suya.

—Habla.

—¿Eh? —bufo tratando de ganar tiempo.

—Ya me has oído, ¿qué problema tienes con esa mujer? ¿Te dijo algo que te molestase? —pregunta tratando de sonsacarme.

Finalmente, me rindo y les explico de un modo bastante resumido toda la situación, esa situación en la que una mujer que ha cometido el delito de dar una coartada falsa tiene la desfachatez de intentar ligar conmigo. Me pregunto dónde tiene los límites esta chica.

Tanto Jennie como Lisa se mueren de la risa cuando termino de hablar. Yo las miro a ambas tratando de averiguar qué coño les hace tanta gracia, pero como las cabronas no paran, al final me contagian y acabo riendo yo también.

—Me cae bien—suelta Lisa cuando se recompone.

—¿Te cae bien? —pregunto atónita.

—Ya te digo, me encanta la gente que va de frente.

—¿Desde cuándo mentir es ir de frente? —pregunto alucinada.

—Esa es otra clase de mentira, Jisoo, tiene como finalidad proteger a su hermano, no digo que comparta lo que hace ni que me parezca bien, pero hay que ser muy valiente para hacer algo así.

—Joder, si quieres te la presento—ironizo alzando la vista hasta dejar los ojos en blanco.

—No creo que tardes.

—¿Perdona?

—Te gusta, admítelo.

—Es una delincuente y yo policía, es incompatible que me guste.

—Incompatible, pero no imposible. Creo que por eso estás tan enfadada con ella, crees que sentirte atraída por alguien que está en lo que tú consideras el lado de los malos va en contra de tus principios, pero ¿qué principios son esos, Jisoo? No te ha hecho nada, solo ha dado coartada a su hermano por haber robado un bolso, no le ha hecho daño a nadie, y si no llega a ser porque fuiste tú misma la que lo persiguió, habrías dado por válida su versión.

—Hablas como si robar un bolso no fuese nada, esa señora casi se muere del susto, Lisa.

—Sabes que no me refiero a eso, cariño—dice inclinándose hacia mí, sonriendo con ternura—perdemos el tiempo solo porque no quieres admitir que esa chica te atrae, y cuando te esfuerzas tanto en ocultarlo es porque te gusta mucho.

—Está bien, me gusta, ¿contenta? —reconozco resoplando.

—Mucho mejor así, ahora come, que necesitas energía para recuperarte.

—¡Es que encima ha tenido la astucia de pedirme una cita! —exploto de repente.

Joder, como necesitaba expresarlo en voz alta.

—Actúa dando por hecho que aceptaré, como si yo estuviese desesperada por verla. Me mira como si estuviese desnuda y joder, me está volviendo loca—explico tras un bufido.

—¿Loca de aquí? —pregunta Lisa tocando mi cabeza con su dedo índice—¿o loca de aquí? —sigue, clavándolo esta vez en mi pecho.

—¿De los dos sitios?

—Lo que yo digo, cariño—dice dirigiéndose a Jennie que me observa con gesto divertido—esa mujer me cae bien.

—Me alegra que lo pasen bien a mi costa—suelto riendo por fin.

—Lo que tienes que hacer es tragarte tu orgullo y quedar con ella de una vez—añade Jennie interviniendo por primera vez.

—¿Quedar con ella? Ni loca, no voy a darle ese gusto—me niego rotunda.

—El gusto igual te lo da ella a ti—bromea Lisa cabreándome.

—Que Rosé me guste no significa que yo deba tragarme mi orgullo, ustedes no estaban allí cuando fui a preguntarle. Fue como si se riese en mi cara, no le tembló la puta voz ni un segundo, ni siquiera dudó. No tienen ni puta idea de la impotencia que sentí en ese momento—confieso indignada—no solo tiró mi trabajo por tierra sin pestañear, sino que a esa pobre mujer no se le hará justicia.

—Bueno, visto así te doy la razón—admite Lisa—pero reconoce que tiene valor. Eres la poli a la que tuvo que mentir, otra en su lugar se habría apartado cabizbaja y hubiese dejado pasar la oportunidad de conocerte. Pero ella no se rinde a pesar de saber que la odias.

—Ella lo que tiene es mucha cara y poca vergüenza.

—Tal vez—se ríe Jennie—pero esa caradura sinvergüenza te gusta, Jisoo. Parece que tienes un problema.

Ahora se ríen las dos y comprendo el significado de la famosa frase de ten amigas para esto.

El resto de la velada transcurre con Lisa contándonos sus aventuras durante su viaje de trabajo. Siempre he admirado su capacidad para atraparte con cada una de sus historias, lo cuenta todo con tanto énfasis que cuando me marcho de su casa a veces no tengo claro si le ha pasado a ella o me ha pasado a mí.

𝐅𝐋𝐎𝐑𝐄𝐒 𝐘 𝐌𝐄𝐍𝐓𝐈𝐑𝐀𝐒 [chaesoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora