El brujo hada malvado descansaba en su trono mimando a su gata con caricias mientras disfrutaba del caos que creó en ese patético reino.
Odiaba a los humanos. Esos despreciables seres siempre se creían superiores cuando en realidad eran más frágiles que las cucarachas, de un simple pisotón podría matarlos si quisiera. Debía de admitir que tenían agallas. Pero eso no sería suficiente para que ese bebé sobreviviera a su maleficio, ni su belleza, ni su fuerza, ni su inteligencia, ni la misma bendición de Dios podrían salvarlo.
¿Qué se creían esos patéticos reyes judíos al no invitarlo a esa dichosa fiesta? Si tan solo no hubiesen sido tan idiotas y fanfarrones y hubieran mandado una méndiga invitación nada esto estaría pasando. En realidad seguramente no habría asistido a ese dichoso natalicio, pero al menos hubiera tenido la oportunidad de rechazarlo ¿No? Pues bien, que se jodieran. Así aprenderían la lección y respetarían su maldita autoridad.
— ¡Hermano de otra madre!
Ahg, pero alguien vino arruinar el deleitoso horror que disfrutaba mirando en su esfera mágica.
—Lárgate, Kenny. Vas a contagiarme de tus pulgas humanas —exclamó ante la presencia del hada de cabellos dorados y ojos celestes que se arrodillaba a los pies de su trono.
—Cartman, te imploro que me escuches.
—No me harás cambiar de opinión.
—Lo sé —el hada de cabellos dorados se sentó sobre su regazo —. Pero escúchame de todas formas, si tan seguro estás de que no cambiarás de opinión nada pierdes con escucharme.
—Tiempo, pierdo tiempo. Estaba viendo mi programa favorito: Lágrimas de judíos. Ahora largo —continuaba el castaño negándose y manteniéndose indiferente.
—Tienes veinte años para disfrutar de tal programa, escúchame —continuaba Kenny implorando.
—Veinte años es una cagada, pasa volando, así que déjame disfrutar cada maldito segundo —resopló Eric comenzando a molestarse en serio.
—Lo sé, veinte años para nosotros es una nada, pero para los humanos es un valioso tiempo —pestañeó Kenny con cierta aflicción —. Eric detén esto, ese pequeño lo no merece.
—Cómo no, es humano, pelirrojo y judío ¿Qué más se necesita? Cumple con los requisitos necesarios —miraba sus largas uñas, pensando si debía pintarlas de púrpura o continuar con ese esmalte negro carbón.
— ¡Cartman! Es un bebé inocente —Kenny se enfadó tras oír eso y notar la indiferencia que mantenía —. Te lo ruego, haré lo que me pidas si rompes el hechizo.
—Oh, Kenny —soltó una pequeña risa burlona y acarició la mejilla del rubio —. Lo siento, pero ni siquiera yo puedo romper el hechizo aún si me lo propusiera.
— ¿Qué? ¿Qué diablos hiciste? —tiró del cuello de su túnica.
—La magia más oscura que pude crear, la alineé con la luna llena de hoy y usé mi más profundo y puro odio a los humanos —se burló Eric con una sonrisa mordaz —. Hice un caos.
— ¡Estás enfermo, Eric! —Kenny lo soltó y bajó de su regazo listo para irse.
—Un poquito, sí. Pero mis majestuosas alas están tan perdidas como ese mocoso —hablaba con una profunda voz rencorosa—. No hay nada que disfrute más que el dolor ajeno y más si es el de los humano, y lo sabes.
— ¡No todos los humanos son iguales, Cartman! ¡Ya supéralo! —gritó Kenny — ¡Supera ese odio! ¡Entiende que no todos los humanos son como Scott o Heidi! Hay humanos buenos, puros. Ese niño lo será, y criaré al príncipe Kyle para que sea un hombre de bien y lo admirarás tanto que te arrepentirás de lo que le has hecho. Rogarás por su perdón cuando sea demasiado tarde.
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El Bello Durmiente
Fanfiction[Los personajes no me pertenecen, este solo es un Fanfic de fan para fans con fines de entretenimiento] [El fanart de la portada esta vez si me pertenece, lo pueden encontrar en mi FB o Twitter, mis redes sociales están en mi perfil] Había una vez d...
