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¡Holis! Haré un pequeñito maratón. Hoy subiré los últimos dos capítulos y mañana el epílogo. Para ya concluir con esta historia. Muchísimas gracias, gente por el apoyo que mostraron <3





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—Eric... No pierdas más el tiempo y vete.

Pedía Kyle luchando para mantenerse despierto, el efecto del veneno lo adormilaba, pero gracias a la magia del castaño que lo contrarrestaba lograba mantenerse despierto y lo haría hasta asegurarse que él estuviese seguro.

—Nos iremos juntos.

Como pudo lo cargó entre sus brazos, a la vez que mantenía presionada su herida, luchando para que su magia terminara de disolver el veneno.

—No voy a dejarte aquí, no me iré sin ti.

Aseguraba el brujo hada. Se puso de pie y corrió buscando una salida.

—Al fondo a la derecha... —Kyle intentó guiarle.

—Bien, tranquilo. Relájate, vas a estar bien. No te duermas. Sígueme hablando —decía Eric buscando la salida al mismo tiempo que apagaba el fuego que llegaba a cruzarse en su camino.

— ¿De qué te hablo?...

—Ahm... ¿A dónde quiere ir después de que nos escapemos?

—No... No sé... —respondió con hilo de voz.

—Esfuérzate un poco ¿No? Así parece que te estoy robando.

Eric quiso bromear al sentir alivio de salir de la maldita biblioteca. Pero no volvió a recibir respuesta del pelirrojo. A medio pasillo tuvo que detenerse al notar la palidez extrema en su piel, sus habituales labios rosados se tornaban entre azules y grisáceos; sus párpados se hallaban cerrados y lo más espeluznante de todo era que su pulso cardíaco era imperceptible.

—No, no, no, no, ¿Kyle?... —tembló y se arrodilló en el piso incrédulo —. No, no puedes morir... ¡No! ¡Tienes un corazón, fuerte, no puedes morir!

Las lágrimas no tardaron en inundar su vista, se aferró a su cuerpo frío, abrazándolo con toda las fuerzas que tenía.

—Tú quieres vivir, vamos Kyle —no se limitó, al contrario se atrevió a sobrepasar sus límites y usar toda su magia — ¡Ese sucio veneno no va a ser más fuerte, no me a vencer! ¡Tú puedes, Kyle, no me dejes! —gritó desesperado, traspasándole toda magia que existía en él — ¡Carajo, Kyle! ¡Nunca le has dado la espalda a nada en tu vida! ¡Lucha, lucha, lucha, carajo, lucha...!

Entonces, mientras lo abrazaba y sacudía para reanimarlo, se percató que su pálida piel volvía a tomar color y no solo eso; sus labios tomaron un tono rosa tenue, la herida de su espalda cerró por completo y lo más importante su respiración y pulso cardíaco volvieron a ser perceptibles, lentos, pero existentes.

Continuaba inconsciente, pero el simple hecho de poder sentir los latidos de su corazón le devolvían el alma, la esperanza, era la señal definitiva de que continuaba vivo y eso le bastaba.

Se volvió a poner de pie y tambaleó al hacerlo. Estaba agotado tras usar casi toda su magia. Pero eso no iba detenerlo, como pudo, a paso lento avanzó por aquél pasillo. Necesitaba con urgencia salir de ese castillo, huir antes de que los atraparan. Sin embargo, cuando menos lo pensó estaba rodeado; pasillo al cual cruzaba había guardias esperándole. A más de uno lo calcinó con fuego, pero en su condición actual no podía con tantos. Por primera vez en su vida se sintió tan débil como una cucaracha.

Y cuando creyó que ya los había perdido, cuando ya estaba cerca de una salida que daba directo los jardines que llevaban al bosque, le fueron arrojadas encima una red de cadenas de hierro encantado; un metal letal para las hadas. Cayó al suelo en cuanto eso tuvo contacto contra su piel.

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