Este capítulo fue escrito e inspirado escuchando la canción Cherry de Lana del Rey.
Que bueno que uno es ateo en estas épocas de semana santa.
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Rodaban por el suelo desesperados, sin permitir que sus bocas pudiesen ser separadas. Era como inyectar morfina a un herido de bala, no detenía el sangrado, pero anulaba por completo el desgarrador y sombrío dolor que proporcionaba el desamor, las mentiras y la traición.
Dejaban de importar los rencores y los miedos. Percibir y escuchar los latidos del contrario era casi terapéutico, era mucho mayor su anhelo de ser amados que el mismo odio y los resentimientos. El amor de ambos era verdadero y desesperado.
Sin embargo, el subconsciente de Kyle hizo que se detuviera antes de tratar de empujar al castaño a un costado al recordar que había dejado ahí esa peligrosa espada encantada.
- ¿Qué sucede? -cuestionó Eric con torpeza al detenerse el pelirrojo.
-La... La espada -dijo Kyle recuperando el aliento y empujó al castaño del lado contrario.
Eric miró de reojo esa espeluznante arma. Hubiese sido una tragedia total haber caído sobre de ella y haberse hecho algún corte. Kyle se levantó, la tomó y guardó dentro de su funda con extremo cuidado y recelo; y cuando Eric confirmó que esa cosa tan aterradora ya estaba en un sitio "seguro" no dudó también en levantarse y apresar al pelirrojo entre sus brazos.
- ¡Cartman! -se sobresaltó el pelirrojo por el abrazo inesperado y el más robusto tomó su mentón alzando su rostro.
-No me llames Cartman, idiota ¿Cómo puedes llamar a tu amante por su apellido? De verdad que eres tan poco romántico.
Se aferró más al abrazo, sintiendo que estaba soñando y que en cualquier momento despertaría en la misma miseria de estos últimos días.
-No te perdono, gordo idiota -se quejó Kyle aun sosteniendo la espada enfundada.
-Lo sé, judío estúpido.
Soltó una pequeñita sonrisa mordaz tras escucharlo; eso significaba que no estaba soñando, solo en sus sueños más locos lo perdonaría. Eric estaba consciente de que ni el ser más puro del universo podría perdonarlo. Pero aun si Kyle no lo perdonaba estaba claro que no lo mataría y además, a pesar de toda maldad que hizo, él confesó que continuaba enamorado ¿Qué otra cosa podía pedir?
Seguro que en realidad si lo asesinó y ahora estaba en el cielo. Hace unos minutos agonizaba del dolor, pero ahora parecía que había resucitado; así se sentía, como si Dios le hubiese dado una segunda y poca merecida oportunidad. Era eso o estaba en el mismo paraíso.
Estrujó el cuerpo del pelirrojo con fuerza al abrazarlo, con la intención de oír sus quejidos y sentir el imparable y sonoro latido de su corazón. La felicidad de Eric en este momento era indescriptible. Distrajo a Kyle con varios mimos y el mismo abrazo para después arrebatarle esa peligrosa espada encantada de las manos.
-Por fin te la quité -dijo Eric en un tono juguetón.
- ¡Oye!
Tiró la espada al suelo y luego la pateó debajo del sofá, lejos de ellos, donde no pudiera dañar a nadie; y acorraló a Kyle contra la pared.
-Ahora ya no tienes como defenderte, Kyle~ -susurró Eric en su oído en un tono amenazador .
Por una milésima de segundos se reflejó algo de miedo e incertidumbre en los ojos esmeraldas del príncipe ante esas acciones y palabras, pero pronto fue opacado al recibir un soñador beso de parte del castaño. Eso lo llenó de adrenalina. Esta sensación de encontrarse en constante peligro al estar a su lado le encantaba, desde mucho antes de conocer su verdadero nombre e intenciones.
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El Bello Durmiente
Fanfiction[Los personajes no me pertenecen, este solo es un Fanfic de fan para fans con fines de entretenimiento] [El fanart de la portada esta vez si me pertenece, lo pueden encontrar en mi FB o Twitter, mis redes sociales están en mi perfil] Había una vez d...
