• IV •

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Espero que les guste el capítulo. Fuera de joda lo reescribí cuatro veces porque nomás no me agradaba y creo que por fin conseguí que me gustara. Creí que no alcanzaría tenerlo listo para hoy, pero se logró

También de pronto siento que cayó mucho apoyo y eso es genial, pero al mismo tiempo siento mucha presión (*modo Tweek activado*). Le echaré ganas, no quiero decepcionarlos.

Inspirado en la canción "Once upon a dream".






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Era noviembre, la nieve comenzaba a caer y con ello también la temperatura.

Kyle no sabe cómo pero logró salir de su hogar sin que nadie lo notara.

Avanzó por el bosque sintiéndose ansioso, raro.

Por primera vez caminaba en completa soledad en el bosque, un poco lejos de la cabaña en donde residía, y eso se sentía bien; como si su cuerpo fuera una ligera pluma dejándose llevar por el travieso viento. Seguro cuando volviera recibiría un gran regaño, pero lo valdría. Además no pensaba estar mucho tiempo afuera.

El bosque estaba pintado de blanco. Ya la mayoría de flores y plantas estaban marchitas. No podía evitar compararse con ellas, que las estaciones pasaran solo le recordaban que él algún día tendría que pasar por ese mismo desenlace. Más temprano que tarde. Tener dieciocho para muchos significaba un nuevo ciclo, el inicio de la madurez, pero para él solo significaba que su final se aproximaba.

Solo era un joven de dieciocho años que quería divertirse un poco, apreciaba a su familia, pero eran muy sobreprotectores, asfixiantes. El único que lo sacaba de esa rutina era su buen amigo y escolta Stanley Marsh, precisamente porque él fungía un papel de amistad. Pero al ser su único amigo comenzaba a volverse muy rutinario. Quería experimentar más cosas por su cuenta, conocer gente y ser libre, sin ninguna presión por detrás.

Si tenía una corta vida ¿No era mejor vivirla sin preocupaciones?

Al escapar solo tomó su mochila, un abrigo, guantes, dinero, su espada y su usual ushanka verde favorita; con ella cubría su característico cabello rojo. Por lo general cuando salía al pueblo sus hadas cambiaban con magia el color de sus rizos rojizos por un tono negro y sus ojos verdes por unos chocolate con el fin de mantener su identidad oculta. Lo que menos querían era que los pueblerinos chismosos se enteraran que en la cabaña de ese bosque se ocultaba el príncipe. Pero en esta ocasión por obvias razones no pudo hacer esos cambios, lo cual le preocupaba, ya que hoy tenía una cita. Seguro ella se sorprendería de ver sus verdaderos rasgos, pero era mejor presentarse como él realmente era y si era su verdadero amor lo aceptaría de cualquier modo ¿No?

¡Si! Una de las razones por las que se escapó era esa. Tenía una cita con una dama de nombre Leslie Meyers. Se reunirían hoy bajo un viejo roble que estaba cerca del río. Ya estaba harto de que ni siquiera cuando se hallaba en situaciones así sus guardianes lo dejaran en paz. Por eso recurrió a escaparse y así tener aunque sea unos cuantos minutos de privacidad; y no lo malentiendan. No buscaba privacidad para algo extremadamente "íntimo", para nada. Solo conversar y formalizar un poco más su relación.

Esta vez su cita debía de funcionar sí o sí, de lo contrario descartaría por completo el don de Wendy y se daría por muerto, ya que se enfrentaría como diese lugar al temible brujo hada malvado que lo hechizó.

Por otro lado, en el bar del cercano pueblo montañés, un castaño de ojos bicolor y cuerpo robusto se sentó frente a una dama de ojos ámbar y cabellera oscura como la noche.

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