-Katy, despierta -susurró Daniel en mi oído provocando que me despertara.
-¿Qué hora es? -pregunté sin apartar la cara de la almohada.
-Las tres de la madrugada-
-¿Qué? ¿Eres tonto o qué te pasa? Déjame dormir.
-Nuestros padres están dormidos.
-¿A las tres de la madrugada? No me digas... -retiró de golpe la manta que le cubría- Joder, ¿qué quieres?
-Que te vistas y vengas conmigo.
-¿Para qué?
-Tu solo hazlo -dijo jocosamente- Te espero en el pasillo -se levantó de golpe de la cama y salió de la habitación.
Me incorporé y me froté los ojos. Escuché como tamborileaba los dedos contra la puerta de mi habitación. Solté un bufido.
< Menudo novio he elegido >
Me levanté y me dirigí a la puerta.
-¿Qué me pongo? -le pregunté a la vez que bostezaba.
-Cualquier cosa estará bien.
-Entonces voy en pijama.
-Vamos, ponte cualquier cosa pero no el pijama.
-Tu vas en pijama -lo miré de arriba abajo.
-No voy en pijama, voy con chándal.
-Desde el momento en el que te he visto dormirte varias veces con eso puesto se convierte en pijama.
-¿Si me pongo vaqueros tu te pones otros?
-Sí.
-Está bien, ahora vuelvo -se fue a paso ligero a su habitación.
Reí para mí y volví a meterme en la habitación. Me puse unos vaqueros oscuros y me dejé la camiseta gris del pijama, total, valía como camiseta.
-¿Vamos? -preguntó Dani ahora con los vaqueros puestos.
-Vale -me encogí de hombros- Estás loco, ¿te lo he dicho alguna vez?
-Varias veces.
-Hago bien -rió.
-Ven conmigo -me agarró del brazo e hizo que caminásemos por el pasillo.
-¿A dónde vamos?-Al desván.
-Ah, no -me detuve en seco- Ya sabes que no me gusta el desván. Es grande y oscuro.
-Pero si tiene una ventana para que entre la luz.
-Si, pero me das a decir qué luz va a entrar en medio de la noche -volvió a reír- No me obligues a ir, ya sabes que me da miedo la oscuridad.
-Te prometo que valdrá la pena -me cogió de la mano- Y yo te protegeré de los fantasmas que haya en la oscuridad.
-Los fantasmas no me dan miedo, me asustan los vivos.
-¿Los vivos? -preguntó mientras comenzábamos a subir las escaleras hacia el desván.
-Sí, como los psicópatas y los locos.
-¿De verdad crees que hay un loco escondido por la casa?
-Escondido no, me está dando la mano ahora mismo -bromeé.
-Katy Holmes, ¿no crees que te estás pasando conmigo? -puso la mano sobre el picaporte de la puerta.
-Eres tu el que me está obligando a entrar en el desván.
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Enamorada de mi hermanastro
RomanceCuento las horas, los minutos, los segundos, cuento el tiempo que falta para que podamos estar a solas, para que solo estemos él, yo y nuestro amor. No sé por qué, puede que siempre lo amase o tal vez fue por la ternura con la que me trataba o tal v...