-Despierta -susurré en su oído.
-Tengo sueño -murmuró. Cogió su almohada y se tapó la cabeza con ella.
-Venga, tienes que levantarte y llevarme al instituto.
-¿Solo quieres que me levante para llevarte al instituto?
-Me encantaría que me preparases el desayuno pero ya que eso es imposible, sí, quiero que te levantes para llevarme al insti.
-Me matarás con esas frases tan románticas.
-Vamos Dani -lo zarandeé por el hombro pero no reaccionó- ¡Daniiiiii! -insistí- Si te levantas me ducho contigo.
-¿De verdad? -sacó la cabeza de debajo de la almohada.
-No, idiota -se la arrebaté y le pegué en la cara.
-Señorita Holmes, se lo dije anoche y se lo vuelvo a repetir -me agarró por la cintura y me echó sobre la cama- Se está pasando conmigo -se puso sobre mí.
-¿Y qué harás al respecto? -arqueé una ceja.
-Te encanta provocarme, ¿verdad? -se mordió el labio.
-Bastante -imité su gesto.
-Me encanta que lo hagas.
Me besó y atrapó mi labio inferior entre sus dientes haciendo que soltase un leve gemido.
< Vale Katy, tienes que parar y lo sabes >
Él gruñó en respuesta y profundizó el beso. Estaba comenzando a sofocarme y y apenas podía respirar.
-Para -murmuré como pude. Se detuvo en seco y soltó un bufido.
-Está bien, ya paro -se quitó de encima y con el movimiento hizo que la manta que lo cubría se moviese. No pude evitar fijarme en su pantalón de pijama.
< ¡Aparte la mirada de ahí! ¡Katy, deja de mirar ahí! >
-¿Qué pasa? -preguntó al ver que tenía la mirada fija en el techo de su habitación- ¿Hay algo ahí arriba?
-No, es por no mirar lo que hay abajo.
-¿A qué te refie... ¡oh! -comprendió lo que dije- ¿Qué te esperabas? Si vienes a mi habitación con propuestas de ducharnos juntos y mordiéndote el labio, es lógico que mi cuerpo reaccione.
-¿Ha sido mi culpa?
-Completamente -dijo con tono jocoso mientras se levantaba de la cama- Me voy a la ducha, me vendrá bien.
-Creo que sí -reí.
Me levanté y salí a paso ligero de la habitación, no quería ni mirarlo a la cara porque sabía que me pondría roja como un tomate.
Bajé a la cocina y preparé rápidamente el desayuno. Me senté en uno de los taburetes de la isla y comencé a desayunar mi tazón de leche con cereales. A los pocos minutos Daniel bajó ya vestido y con el pelo húmedo.
-¿Hay café? -preguntó.
-Sí -me levanté y me dirigí a la cafetera para servirle una taza.
-Voy a comer una manzana, ¿quieres otra? -se dirigió a la nevera.
-No, pero me comeré una naranja.
-Vale.
Ambos nos sentamos al lado del otro y comenzamos a desayunar tranquilamente.
-Funcionamos bien, ¿verdad? -preguntó.
-¿A qué te refieres?
-Fíjate en el desayuno, fucionamos de manera sincronizada. Parecemos un matrimonio.
-¿Matrimonio? -reí- Para el carro. Por ahora el matrimonio no es algo que entre en mis planes.
-¿Quieres decir que si te propusiera matrimonio me dirías que no?
-¿Es esa una proposición?
-Dios, ¿es sin querer o lo haces a propósito?
-¿El qué? -inquirí divertida.
-Morderte el labio. ¿Es solo para provocarme?
-¿Funciona? -respondí con otra pregunta.
-Joder.
Se levantó del taburete y cogió mi rostro entre sus grandes manos antes de besarme con furor.
< Vale, lo admito, me gusta esto de provocarlo >
ESTÁS LEYENDO
Enamorada de mi hermanastro
Roman d'amourCuento las horas, los minutos, los segundos, cuento el tiempo que falta para que podamos estar a solas, para que solo estemos él, yo y nuestro amor. No sé por qué, puede que siempre lo amase o tal vez fue por la ternura con la que me trataba o tal v...