Salí del baño y comencé a bajar lentamente las escaleras que daban a la planta baja cuando de pronto escuché parte de la conversación entre Daniel y Raúl.
— ¿Se puede saber a qué viene todo esto?
— Viene a que no quiero que ella sufra.
— ¿En serio? ¿Me vas a hacer una escena de celos de hermano mayor? Solo vamos a tener una cita, no tiene nada de malo. Katy ha sido mi mejor amiga desde que somos niños, tu solo la conoces desde hace... ¿cuánto? ¿año, año y medio? Yo nunca le haré daño, la quiero y considero mi mayor privilegio y prioridad hacerla feliz.
— Bien, me alegro oir eso -me levanté al mismo tiempo que oía como Katy comenzaa a bajar las escaleras y Raúl hizo lo mismo-. Pero que te quede claro, como tengas un momento de debilidad e intentes propasarte con ella, te perseguiré hasta los confines de la tierra y te partiré la cara en dos, ¿entendido? No me caes especialmente bien.
— Entendido, y tranquilo, que el sentimiento es mutuo.
De pronto se formó un gran silencio y aquello me puso los pelos de punta.
< ¿Por qué no hablan? ¿Se estarán estrangulando el uno al otro? >
Bajé corriendo las escaleras que me quedaban y entré en el salón para ser testigo de algo que no me esperaba.
Daniel y Raúl se estaban mirando fijamente, ninguno de los dos apartaba la mirada y la tensión flotaba en el aire.
< ¿Y ahora qué? ¿Se van a besar o algo así? >
— ¿Se puede saber qué estáis haciendo? -pregunté y ambos giraron los rostros para mirarme.
— Nada, solo estábamos hablando -me contestó Daniel.
— ¿Hablando de qué? -pregunté acercándome a Raúl y dándole dos besos en las mejillas- Hola -lo saludé.
— Hola -me saludó- De nada, ya sabes, cosas de tíos, ¿verdad Daniel?
— Verdad Raúl -le contestó secamente.
— Muy bien... -murmuré- ¿Nos vamos? -pregunté cambiando de tema.
— Sí, claro -rodeó el sofá y me miró esperando a que hiciera lo propio- ¿Vamos?
— Ahora se irá, tu vete arrancando la moto -le dijo Daniel. Mi amigo le hizo caso omiso y me miró esperando la respuesta que aún no le había dado.
— Vete tú, ahora mismo saldré yo -le dije.
— Está bien -contestó.
Salió de casa dejándonos a Daniel y a mi a solas.
— Cuídate, ¿vale? -me acarició la mejilla con el pulgar.
— Tranquilo, no me hará nada -le sonreí de lado- Además, si me hiciera algo lo perseguirías hasta los confines de la tierra y le partirías la cara en dos, ¿verdad? -dije riendo leve.
— ¿Nos has oído? -preguntó riendo también.
— Sí, y debería enfadarme contigo por haber amenazado a mi mejor amigo pero la verdad es que en parte me gusta saber que estarías dispuesto a hacer lo que sea por mí -pasé mis dedos por su pelo castaño- Te está creciendo el pelo.
— Lo sé, tengo que ir a cortármelo.
— No lo hagas, me encanta enredar mis dedos en tu cabello -sonreí.
— Y a mi me encanta que lo hagas -ambos sonreímos-. Llámame si pasa cualquier cosa.
— Tranquilo, estaré bien -me puse de puntilla y besé su mejilla- Adiós.
— Adiós. Ah, y no vuelvas muy tarde.
— Tranquilo, papá -volví a sonreírle y salí de casa.
Caminé a paso acelerado hasta la moto de Raúl y, cuando me hube puesto el casco que me había dado, me senté detrás de él y él hizo rugir a su fiera. Nuestra cita acababa de empezar.
ESTÁS LEYENDO
Enamorada de mi hermanastro
RomanceCuento las horas, los minutos, los segundos, cuento el tiempo que falta para que podamos estar a solas, para que solo estemos él, yo y nuestro amor. No sé por qué, puede que siempre lo amase o tal vez fue por la ternura con la que me trataba o tal v...