Capítulo 31: Jirafas

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En la hora del almuerzo no encontré a Raúl por ninguna parte. Me había pasado gran parte de la hora del almuerzo buscando a mi amigo y no fue hasta que Carlos me dijo donde estaba que lo encontré tumbado sobre el césped del patio trasero. Me acerqué a él y me tumbé a su lado.

-¿Sabías que las jirafas se limpian las orejas con la lengua?

-¿En serio? -preguntó.

-Sí

-¿Y a qué viene eso ahora? -preguntó frunciendo el ceño.

-Era para romper el hielo -reí- ¿Qué pasa? ¿ahora te escondes de mí?

-Tenía ganas de estar solo.

-¿Ocurre algo? -inquirí.

-Solo pensaba.

-¿En qué? -insistí.

-En todo. En el bachillerato, en la universidad, en ti, en mí... Tengo que hacer algo con mi vida.

-¿A qué viene esto Raúl?

-Mi hermana ha solicitado plaza para estudiar en Oxford.

-¡Eso es genial! -exclamé- ¿Y qué pasa con eso?

-¿Qué demonios estoy haciendo con mi vida, Katy? -me respondió con otra pregunta-. Ando de fiesta en fiesta, mis notas no son los mejores y la chica de la que estoy enamorado tiene novio.

< Vale, no me esperaba algo así >

-No sé qué decirte -me encogí de hombros- Mira, si te preocupan tus notas y la universidad, aún tienes oportunidad de mejorarlas, estamos en primero de bachillerato, aún hay tiempo para cambiar. Y en lo referente a mí, te conozco Raúl, y sé que con tu encanto y tu sonrisa conseguirás que pronto una nueva chica caiga rendida a tus pies.

-¿De verdad lo crees? -sonrió de lado.

-Sí -asentí-. Además, tienes moto, y eso son muchos puntos a tu favor -ambos reímos.

-Katy, Katy, Katy... -se mordió el labio- Que suerte tiene Daniel de tenerte -se levantó y se sacudió con las palmas de la mano el pantalón. Más le vale andarse con ojo a Daniel porque te aseguro que en cuanto tenga una oportunidad, no voy a desperdiciarla -me tendió la mano para que me levantara también.

-No lo hagas -sonreí-.

Me abrazó los hombros y fuimos juntos a comer nuestros almuerzo.

(***)

No encontraba a María por ninguna parte y necesitaba encontrarla para decidir sobre qué haríamos la presentación oral de filosofía.

Como último recurso, decidí mirar en los servicios de la planta baja, los que estaban al lado del gimnasio.

De pronto me pareció oír la risa chillona de María de dentro de uno de los cubículos. Volví a oír la risa y confirmé que se trataba de ella.

-María soy Katy, tenemos que empezar con el trabajo de filosofía.
De pronto escuché otra risa, una risa de hombre.

-No me jodas... -murmuré.

Me acerqué al cubículo y por la rendija de debajo vi las botas negras y un par de zapatillas.

< Carlos >

Enamorada de mi hermanastroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora