3.1 Sí, Daddy

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Coloco mi maleta sobre el suelo de la entrada frontal de la enorme vivienda frente a mí. Y, tras mantenerme pensativa por un breve instante, inhalo con profundidad antes de tocar el timbre de la casa del novio de mi madre.

Debido a que mi abuela ha enfermado y se encuentra en un estado de salud crítico, mi madre ha decidido viajar a su ciudad natal para visitarla, brindándole apoyo y compañía puesto que los doctores del hospital donde se encuentra le han confesado que su tiempo con nosotros es limitado.

Me hubiese gustado estar a su lado durante estos momentos difíciles, transmitiéndole ánimos y amor a mi abuela para disfrutar de nuestros últimos momentos juntas, pero la universidad es una responsabilidad que no puedo dejar atrás y, mi madre claramente comprendió que es necesario concentrarme en mis estudios.

Lamentablemente, por toda la inseguridad y violencia hacia las mujeres que últimamente se ha desatado en mi ciudad, mi madre prácticamente me obligó a hospedarme en el hogar de su novio durante su ausencia, con el fin de asegurar que me encuentro sana y salva.

Subo mi mano para presionar el timbre del hogar de mi futuro padrastro y, a los pocos segundos observo la puerta principal siendo abierta.

—Annie, que gusto verte—. John, el novio de mi madre, me saluda amablemente tras encontrarme en su entrada.

—Buenas tardes, John—. Presiono mis labios para formar una sonrisa cordial, sintiéndome un tanto extraña por la lejanía de mi madre hacia nosotros.

—Adelante—. El rubio me invita a su hogar, mostrando lo caballeroso que es.

Sin preguntarme antes, toma mi maleta del suelo para ayudarme a cargar mis cosas, y posteriormente me indica el camino hacia adentro.

Con pisadas lentas y tímidas, me aproximo a la sala de estar a la par que mis ojos exploran el amplio y elegante espacio del interior de la vivienda.

¿A qué se dedicará John? Pues este lugar parece haber sido sacado de una revista de hogares de lujo para millonarios.

—¿Tienes hambre?— Su voz me obliga a girar sobre mi eje para encararlo, encontrándolo con un semblante amigable y tranquilo.

Muevo mi cabeza de lado a lado, indicando que no.

—Almorcé después de mi última clase, gracias—. Le respondo, forzando nuevamente una sonrisa.

No es que John me desagrade, pues, por las sonrisas constantes de mi madre cuando está con él, y la manera en que sus ojos se iluminan para denotar lo feliz que este hombre la hace, asumo que es un excelente sujeto, pero son tan escasas las ocasiones que hemos interactuado hasta el momento, que simplemente no hemos formado un lazo de confianza aún.

Además, mi progenitora parece estar realmente enamorada de este individuo debido a la gran emoción que expresa al hablar de él, pero parte de mí siempre extrañará tener a mi padre biológico en casa.

Sé que la separación de mis padres no es mi responsabilidad, pero no puedo evitar extrañar la figura paternal que estuvo a mi lado durante toda mi infancia y adolescencia.

Debido a que mi padre se mudó a Australia y raramente nos visita puesto que su trabajo le exige tiempo y esfuerzo, es poco usual que mantengamos una comunicación constante.

De igual manera, John y mi madre conviven a diario, dejándome a un lado para enfocarse en su relación, así que, no puedo ver al rubio frente a mí como un padre al que admire o considere cercano.

Es en momentos como éstos cuando desearía tener una hermana o un hermano para sentirme acompañada, pero desgraciadamente llegué a este mundo para estar sola.

Eterna TentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora