12.3 Sin Restricciones

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Tomo asiento sobre la amplia cama de la habitación, con los chicos que aparentan ser modelos de Calvin Klein a mis costados.

Cada uno comienza a trazar besos húmedos sobre mi cuello, al mismo tiempo que cierro la mirada tras sentir sus manos explorar mi torso y mis piernas con sus cálidas palmas.

Mi respiración se agita por la agradable sensación que estoy percibiendo, contrastando con el nerviosismo inicial que presenté cuando Matt y yo recién llegamos al club.

Giro mi cabeza hacia Finn para tomarlo de la mejilla y elevar su rostro hacia el mío, conectando nuestros labios en un ritmo que deja atrás la dulzura de bienvenida para ir directamente hacia la confianza llena de pasión y salvajismo que ambos deseamos.

Marco un gemido en su boca tras sentir los labios de Evan visitar mi busto expuesto para besarlo y mordisquear las puntas de éstos en una actitud juguetona.

Separo mi rostro del rubio para tomar un respiro y, una sonrisa involuntaria se dibuja en mi semblante tras percatarme que mi labial rosa ahora se encuentra pintado sobre sus jugosos labios.

Evan cambia de posición al regresar a sus pies para colocarse frente a Finn, a quien le extiende su brazo para invitarlo a ponerse de pie.

La sangre viaja hacia mi rostro al momento en que ambos acortan la distancia que los separa para abrazarse mutuamente y juntar sus labios en besos que expresan el gran aprecio que se destinan, tanto que parecieran buscar devorarse mutuamente.

El fuego formado en mi intimidad aumentó por el simple hecho de observarlos intercambiar afecto, pues sus cuerpos atléticamente esculpidos me brindan gran placer visual.

Mi mano viaja hacia mi centro para iniciar a acariciar mi punto de placer, pues es enorme la excitación formada en mí que no esperaré a que este par recuerde de mi existencia junto a ellos.

Los chicos presionan sus torsos entre sí, ocasionando que sus longitudes choquen mutuamente, aparentando estar en una batalla de sables de luz, tal y como en Star Wars.

Comienzo a sentir una sustancia pesada en mi entrepierna, obligándome a bajar la vista para encontrar una tenue mancha roja cubriendo mis dedos.

Joder, había olvidado por completo que me encuentro en mi periodo.

Increíble, estos chicos han logrado curarme de mis cólicos con una facilidad impresionante. ¡Es un milagro!

Mi corazón se detiene por un segundo tras observar que, la toalla femenina adherida a mi ropa interior ahora se encuentra parcialmente llena. Me asombra que ninguno de ellos se haya percatado del incidente.

Haciendo mis pensamientos a un lado, deslizo mi mano sobre la sábana debajo de mi cuerpo para limpiar mis desechos rojizos en ella, pues esto no me impedirá de continuar con esta aventura.

Regreso mi visión hacia los chicos cuyos miembros se encuentran en una batalla constante, rozándose entre sí para demostrar lo duros que se encuentran.

Finn eleva su pierna para rodearla sobre la cadera de Evan. El pelinegro lo toma del cuello mientras continúa besándolo con gran pasión, comiéndose como si estuvieran presenciando la última cena junto a Jesucristo.

Abandono la cama al ponerme de pie para acercarme a los chicos que me trajeron a este cuarto de tinte verdoso.

Tomo a cada uno por sus respectivos cuellos para separarlos e inundar mi rostro entre los suyos, y así compartir un beso con ambos al mismo tiempo.

La cálida mano de Evan descansa sobre mi cintura, aumentando la presión sobre mi piel conforme pasan los segundos.

Finn decide separarse de nuestro afecto por un breve instante, por lo que opto por destinarle mi completa atención al chico misterioso de cabello castaño que ha robado mi aliento desde que lo vi llegar al bar.

Eterna TentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora