—¿Retiro el pollo del horno?— Le pregunto a mi madre tras comenzar a oler el delicioso aroma correr por la cocina.
Ella asienta con la cabeza mientras agrega su aderezo especial a la ensalada.
—Por favor, hija. Y, ya puedes llevarlo a la mesa—. Me indica para darle la oportunidad y el espacio de poder colocar la mezcla de los panecillos de chocolate que servirá de postre dentro de la base para hornear.
Había olvidado lo bien que me alimenta mi madre cada vez que decido venir a visitar a toda la familia.
Entre el trabajo y pendientes personales, normalmente no cuento con el tiempo suficiente para elaborar tres platillos sofisticados al día, por lo que vivo de alimentos sencillos y rápidos de preparar.
Supongo que vivir en familia tiene sus ventajas, pero no cambiaría mi independencia por nada.
—Saldré en un momento—. Mi progenitora menciona, pues parece estar preparando un banquete para cincuenta invitados, cuando en realidad, solo somos pocos en el hogar.
Tomando el recipiente ardiendo con el pollo rostizado con alto cuidado, abro la puerta que separa la cocina del comedor, para así colocar el ave sobre la mesa y dejarlo enfriar.
Mi prometido, Thomas, y mi padre se encuentran conversando en la sala de estar, mientras que mi madre y yo terminamos de preparar la cena.
Es la primera vez que mi familia conoce a mi prometido debido a que ambos vivimos en Canadá y, son pocas las ocasiones en que aprovechamos las vacaciones de nuestro trabajo para ir a visitar a nuestras familias.
Parece lejano aquellos tiempos en que vivía en esta acogedora vivienda, con mis padres y mi hermana menor, pero hace siete años que dejé el nido y desde ese momento me convertí en una mujer independiente, lo cual adoro con gran pasión.
A Thomas lo conocí hace un par de años y, me enorgullece admitir que fue amor a primera vista, aspecto que nunca pensé me ocurriría puesto que siempre había pensado que estas situaciones solo suceden en películas románticas.
Fue en un día de invierno cuando salía de la librería central de Toronto, angustiada tras encontrar mi auto atorado por la intensa nieve que estaba cayendo en ese momento, impidiendo que pudiese arrancar mi coche para regresar a mi apartamento.
Tom estaba en el área, en el edificio al costado de la librería, y, casualmente su auto estaba estacionado exactamente junto al mío, por lo que al salir de su junta de negocios, me encontró luchando contra la gruesa nieve blanca, y no dudó ni un segundo en apoyarme para salir de mi apuro.
Fue en ese instante en que clavé mi mirada sobre sus hermosos ojos verdes y, supe que se convertiría en la persona más importante de mi vida.
Solo tuvo que pronunciar las palabras, —¿Necesitas ayuda?— para que su amabilidad canadiense me conquistara por completo.
Sin tomar consciencia de ello, desde ese día fui completamente suya. Y, fue hasta un mes más tarde cuando me invitó a salir por primera vez y, que las chispas de atracción entre nosotros surgieron de la manera más natural posible, estableciendo una conexión instantánea entre ambos.
Actualmente llevamos dos años juntos y planeamos casarnos la próxima primavera.
Agradezco la gran fortuna que pintó mi camino puesto que, son escasos los hombres que cuentan con la solidaridad, amabilidad, dulzura, inteligencia y atención que comparte Tom. Él es simplemente único.
Cada día que vivo a su lado, es un día lleno de felicidad y de amor entre nosotros. Me siento en el cielo cada minuto que comparto junto a él.
Parpadeo un par de veces para romper mi línea de pensamientos y regresar a la realidad, observando a mi madre llegar al comedor con el resto de los alimentos para colocarlos sobre la fina mesa de madera.
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Eterna Tentación
General FictionEn la vida son numerosas las sensaciones imposibles de evitar. Por más que huyas de ellas, siempre lograrán atraparte para a su estilo y conveniencia amoldarte. Placer, deseo, satisfacción y lujuria son solo algunas de las emociones que todos buscam...