Risas suenan en el aire al momento en que me estampo contra un poste de luz frente a mí.
Mi amiga Verónica se mofa de mi estupidez mientras que su novio se mantiene tranquilo.
¿De dónde salió este poste? Juro que hace un minuto no se encontraba en medio de la calle. Sin embargo, la culpa es mía, pues mi cabeza distraída me impide poder pensar con claridad.
Nuestros cuerpos se tambalean de un lado a otro debido a la gran cantidad de alcohol que hemos ingerido esta noche, mientras que la oscuridad se pinta en el cielo para recordarnos que llevamos más de seis horas de fiesta.
La estamos pasando increíble, pues, desde el comienzo, supe que sería una excelente idea visitar el club más popular de la ciudad con mis amigos, para embriagarnos y olvidarnos de nuestros problemas.
Aproveché los tragos gratuitos de la barra libre, pues simplemente no pude rechazar la gran oportunidad de conseguir bebidas sin costo. Así que, tanto Verónica como yo, consumimos lo que estuvo a nuestro alcance para calmar nuestras preocupaciones y pasarla de maravilla.
Los tres caminamos por la oscura banqueta de la calle después de salir del club, dirigiéndonos al departamento de uno de los amigos de Oliver, novio de Verónica, para continuar con la fiesta.
Me encuentro con mareos en mi cabeza, lo cual me impide lograr enfocar mi vista a mi alrededor. Pero no me afecta en lo absoluto, pues todo se torna más divertido cuando no logras identificar lo que está sucediendo y simplemente te dejas llevar por la corriente.
Una vez que ingresamos al complejo de apartamentos, subimos por el ascensor mientras continuamos bromeando por lo acontecido esta noche en el club, cuando una chica deseaba enamorar a Verónica a pesar de tener a su novio a un lado.
Si un tercero nos encontrara en este estado, definitivamente creería que estamos dementes, pues estoy casi segura que nuestras palabras no están saliendo de la misma manera en la que las escuchamos en nuestras mentes.
Sonrío de lado a lado tras escuchar las incoherencias de Verónica. Nada de lo que dice tiene sentido pero, por alguna razón sobrenatural, comprendo perfectamente lo que busca expresar.
Sabía que mi sexto sentido sería de utilidad algún día. Puedo leer mentes y lo estoy comprobando ahora mismo con ella.
Al salir del elevador, mi silueta rebota contra la pared a mi costado mientras caminamos por el largo pasillo cuyas luces lastiman mi visión. ¿Será que ya amaneció aquí adentro? Porque parece que el sol vino a vomitar en este lugar.
Mi amiga me toma del brazo para equilibrar nuestros cuerpos, mientras que Oliver se mantiene cercano a nosotras para protegernos de caer al suelo.
Detenemos nuestros pasos al llegar a la habitación 315, lugar donde recide el amigo de Oliver.
—Mira qué bonita puerta—. Sonrío al encontrar una hermosa puerta roja frente a mí, orgullosa del trabajo que llevó a cabo el pintor.
—Luce tan suave—. Llevo mi palma hacia la superficie de madera para acariciarla.
Mi amiga asienta, concordando con mi comentario.
—Tienes razón, Nicole—. Reconoce al subir su mano para imitar mis acciones, tal y como si estuviésemos sobando un cachorro de esponjoso pelaje.
La mano de Oliver se une a nuestra reunión pero no para acariciar la puerta, sino para golpear tres veces sobre ella.
Verónica gira su rostro hacia mi dirección para compartir risas conmigo, divertidas por lo lindas que son las puertas. Estas creaciones son infravaloradas, deberíamos apreciar más lo magníficas y útiles que son.
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Eterna Tentación
General FictionEn la vida son numerosas las sensaciones imposibles de evitar. Por más que huyas de ellas, siempre lograrán atraparte para a su estilo y conveniencia amoldarte. Placer, deseo, satisfacción y lujuria son solo algunas de las emociones que todos buscam...