Siempre odie la lluvia. Nunca tuve un gran motivo solamente la odiaba y ya. Aunque tal vez tuviera que ver con la tarde lluviosa donde me caí mientras huía de un perro en el parque donde jugaba a los siete años. Terminé con un yeso en la muñeca por un tiempo. Sin embargo no me molestó tanto después, ya que mis padres se preocuparon tanto que no me dejaron ir a la escuela por una semana y eso me agrado mucho pues odiaba ir.
Sí, quizás lo del perro no era muy relevante, quizás mi problema con la lluvia es que me ponía melancólico. Es como si mi cerebro activara el modo tristeza. Me pongo a pensar en cosas que por lo general intento olvidar.
Sí, seguro era eso.
O quizás era tan simple como que odiaba terminar mojado y correr sobre la tierra vuelta fango.
Quien sabe.
Pero lo que odiaba más que la lluvia era precisamente ir a la escuela.
Y como si el destino se estuviera riendo de mí me encontraba todo mojado en la entrada de la escuela en mi primer día de clases.
Suspire por quinta vez.
Juraba que en el pronóstico del tiempo decía que hoy no llovería. Que tan difícil era hacer bien su trabajo.
Sin saber que hacer caminé lentamente para dentro pensando si era mejor simplemente irme a casa. Hasta que sentí unas manos despeinando mi cabello.
—Pareces un perro mojado Build— no era necesario que me lo hechará en cara, pero Tong siempre era así. No tenía filtro. Prepare mi mejor sonrisa y le quite importancia a todo.
—Gracias por el halago, me gustan los perros—dije en voz suave, era más de gatos en realidad.
—Cuando hablas así mientras sonríes no se si estás siendo sarcástico o si lo dices de verdad— me encogi de hombros.
Seguí caminado con la idea de ir al baño. Empezaba a tener frío con todo la ropa mojada, lo único que me consolaba era no ser el único ridículo que creyó en el pronóstico. Mi adentre al pasillo seguido por Tong mientras pasaba al lado de compañeros en la misma situación, unos más ridículos que otros.
Los odiaba a todos, no porque me hicieran algo es solo que los odiaba porque, odiaba la escuela y ellos estaban aquí. Si, no tiene sentido, pero yo era así de estúpido los días de lluvia.
Abrí la puerta del baño y para mi suerte andaba vacío. Mire hacia atrás y perdí de vista a mi amigo, simpre era lo mismo tan rápido como aparecía de distraía con algo y se iba.
Entre y me miré al espejo. Tong tenía razón parecía un perro mojado. Me quedé un rato mirándome al espejo, mi rutina de preguntas había sido interrumpida por mi madre quien me apuro porque creyó que había apagado la alarma y me había acostado de nuevo. No la culpo era algo que hacia regularmente. En mi defensa era un crímen que tuviera que levantarme tan temprano para ir al lugar que más odiaba en el mundo. Aunque por supuesto nadie sabía cuanto la odiaba. Por que no lo demostraba y nadie me había preguntado.
Todos tenían la idea de que por ser el segundo mejor promedio de la escuela me pasaba las tardes comiendome los libros por simple gusto. En realidad era porque sentía que era mi deber, no quería decepcionar a mis padres. No quería decepcionar a nadie.
Mi mente era complicada y en ocasiones ni siquiera yo lograba entenderme.
—Te quedarás mucho más tiempo ahí parado— la voz de un chico se escuchó en el baño. No sentí la puerta así que ya debía estar adentro cuando yo vine, pero no me di cuenta.
Salí de mi ensoñación y dirigi mi mirada al intruso.
—No, ya termino— ¿terminar qué? Ya ni me acordaba porque había entrado al baño. Un estornudo se escuchó y luego otro y otro.
Perfecto un resfriado. Que más podría pasar.
—¿Estas bien? —el intruso se acercó a mí y me tendió un pañuelo.
La agradecí con mi habitual sonrisa y pensé que ya era hora de irme a casa. No tenía ganas de dar clases y no podía aguantar más estando empapado.
—No lo estás—me quedé confundido con sus palabras. El chico se me quedó mirando otro rato, pensé que tal vez tendría algo en la cara.
El desconocido se sacó el abrigo de capucha negra que llevaba y me lo tiró. Abrió su mochila y sacó una toalla.
¿Quien trae una toalla a la escuela?
Como hizo con el abrigo me lo tiro.
A caso no sabía dar las cosas como las personas normales.
—Deberías irte a casa Build, no lo pienses tanto. Si quieres hacerlo, solo hazlo.
Mi cara debía ser un poema. Estaba confundido no, lo siguiente. Pero él no dio explicaciones, simplemente se dirigió a la puerta.
Fui atrás de él sin pensarlo demasiado. Tomé su muñeca y sentí una sensación cálida.
—¿Me conoces? —el chico me miro sin expresión alguna y se quedó mirando como mi mano lo tocaba.
—Estamos en la misma escuela. Te he visto por ahí.
Tenía sentido, supongo.
—¿Como te llamas? —se detuvo a pensarlo, como si intentará recordar su nombre.
—Bible, ese es mi nombre.
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Cuando los mundos colisionan[BibleBuild]
RomanceDonde Bible ama ver las gotas de lluvia caer, pero Build las odia. Donde Bible no sonríe a menudo, pero se siente bien consigo mismo y donde Build siempre sonríe, pero está todo roto por dentro. -¿Qué pasa cuando dos mundos colisionan? - preguntó...