Esos cinco hermanos eran el cielo pero también el infierno.
Heaven es el cielo...
Heaven es el hogar de los angeles...
¿Que sucederá cuando la pecadora mayor llegue al paraíso?
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Una universidad de élite.
Una recién llegada.
...
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He pasado por muchas mierda.
¿Quién diría que me convertiría en una despiadada?
Ariana Grande— 7 rings
Miércoles, 12 de septiembre en la universidad Millennium University.
Aquella mañana un nuevo chisme caminaba de boca en boca, en chisme que como ya era normal en aquel lugar involucraba a los Pride, chisme sin que uno de los hermanos estuviese metido no era chisme.
Caminaba por los pasillos con toda la seguridad que podía mientras la canción 7 rings sonaba en mi mente. Había optado por no usar el ridículo uniforme rojo y blancos de Millennium University para ponerme un vestido que Mack me había prestado, de color negro, tan corto que no llegaba ni por asomo a las rodillas. Mack había insistido en que asentaba mis curvas, que el color negro junto a la sombra del mismo color en mis ojos marcaba mi belleza y la de mis ojos marrones claros. Mi cabello suelto caía a mis espaldas. Un collar de perlas en mi cuello que según ella me hacía lucir demasiado sexy y se permitió mirarme con deseo mientras lo decía y se mordía el labio inferior. Mack era todo un caso.
Estaba haciendo de todo por superar mis miedos, mi poca autoestima y dejar de lado los sucesos de una vida pasada. Ya no era nada aquella niña de la escuela primaria de élite y tampoco era la chica que entró en «Élite School», la que vivió un infierno que de vez en cuando salía a flote de mi interior. Ahora era Ivanna Müller, una muerta viviente, atractiva como el pecado, mortal como la desgracia y vengativa como los dioses.
Me sentía bien.
Me sentía guapa.
Después de todo, había besado a dos Pride y eso no lo había logrado nadie en esta universidad. Si habían besado a uno era mucho.
Mientras caminaba por los pasillos sentía las vistas de todos sobre mí.
Me sentía como una presidenta de un país entrando a su despacho, como una reina de belleza tras recibir su anhelada corona.
Estaba lista oficalmente para deslumbrar a cualquiera que me viera.
Si alguna vez hubo desconfianza sobre mi físico ya no existía.
Pero note entonces que no me miraban por mi físico. Había algo más.
Vistas indiscretas.
Susurros.
Teléfonos en mano con lo que parecía ser por el audio un vídeo.
Sonrisas críticas.
Miradas que me juzgaban.
Llegue a mi casillero para encontrarlo roto y lleno de insultos. Las ofensas iban desde el común «zorra» hasta «mentirosa», «estafadora» y «loca».
Mi corazón latía ante el miedo de que la verdad milagrosamente hubiese sido descubierta.
Temí que mi padre hubiese contado todo con tal de que me fuera de Millennium University y «salvarme».
