Chanyeol encontró a Minho en el salón de práctica aporreando una pera de boxeo con firmeza. Su sobrino estaba preparándose como participante del torneo de boxeo juvenil de la temporada. Aunque lo había descuidado un poco debido a sus tonteos con Baekhyun, aprovechó ese sábado por la tarde para ayudarle con su técnica.
—Tu madre dijo que estabas algo enfermo —comentó mientras lo veía golpear la saca.
—Solo fue una migraña. Mamá exagera por todo, tío —suspiró.
Chanyeol se sentó en una banca de cerca y lo miró. Aunque Minho era su sobrino, la diferencia de edades no era tan alarmante, Apenas unos diez años, considerando que su padre era mucho mayor por un desliz de sus abuelos en la juventud. A Chanyeol lo tuvieron cuando entraron en conciencia.
—Espero que estés comiendo bien. La última vez que entraste al campeonato te descuidaste.
—Lo sé, pero ahora voy a ganar —sonrió muy confiado, deteniéndose poco después. Fue hasta donde su tío y tomó la botella de agua que le ofrecía—. ¿Qué piensas de los trofeos y medallas?
—¿Qué se supone que debo pensar?
—Quiero decir, si son realmente importantes... Si valen la pena.
—Depende de lo que tú consideres importante. Si quieres pelear en el torneo para ganar, definitivamente son importantes porque te recordarán una victoria. Sin embargo, si piensas que un torneo es un evento donde puedes crecer y mejorar tus habilidades, no son sino una banalidad.
—Lo dice el hombre que tiene una vitrina llena de trofeos y medallas —se mofó.
—¿Por qué crees que te lo digo? Yo quise ganar esos campeonatos, pero luego de un tiempo te darás cuenta que ganar no es todo lo que cuenta en la vida. Hay cosas mejores y más duraderas.
—Yo... quiero regalar mi medalla.
—¿La medalla que todavía no ganas?
—Sí, esa medalla —burló casi apenado.
—¿Y a quién o por qué?
—A un chico.
—Oh, así que se trata de eso.
—De hecho, si no gano igual le regalaré una medalla.
—¿Cómo le regalarías algo que no tienes?
—Robaría una de las tuyas. Las tienes todas amontonadas que seguramente te darás cuenta en un par de años cuál te falta.
—Eres un caso perdido —suspiró—. Eso no tiene nada de gracioso. ¿Qué diría tu chico cuando vea mi nombre en esa medalla? A menos que yo sea su amor platónico.
—Iugh, no —frunció los labios—. Se llama Taemin, es pintor. Estudia en la academia de bellas artes.
—¿Y es ciego o cómo no iba a darse cuenta que tiene mi nombre grabado?
—Iba a contarle una muy dramática historia sobre que no pude ganar, pero que tú muy generosamente me regalaste la medalla por mi esfuerzo —confesó sin pena, sonriendo con mucha confianza—. Y quiero que me pinte.
—Creo que... nuestra familia tiene un imán pegado a los artistas —comentó sin mucho pensar.
—La tía Sandara era muy especial. ¿No la has olvidado?
Chanyeol no sabía eso.
Obviamente no había olvidado a Sandara, después de todo, fue su esposa y la amó mucho. No obstante, no sabía si seguía teniendo sentimientos fuertes por ella. Pensaba que amar así era tal como amar a un fantasma. Y no podía ser cierto cuando ahora en su corazón aparecía otro nombre. Baekhyun. Ese muchachito que lo enloquecía.
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RED SHOES (Chanbaek)
RomanceBaekhyun era un bailarín de ballet de la academia real. El edificio le pertenecía a Park Chanyeol, ex campeón de boxeo. Chanyeol creía que Baekhyun estaba en otro mundo, y Baekhyun creía que Chanyeol era un tigre gruñón. Aun así, Chanyeol no podía...