Chanyeol se acurrucó con Baekhyun en su regazo justo al lado del gran ventanal. Lo rodeó con sus brazos sobre el vientre mientras lo escuchaba tararear alguna canción que él no conocía. Tenía las manos de su patito sobre las suyas, todavía acariciándolas para aliviar la tensión en su cuerpo.
El sol había disminuido un poco, ocultando la mitad de su cuerpo entre las nubes claras.
-Lo haces bien -le susurró Chanyeol.
-... No sabía si vendrías. Es un lugar aterrador.
Pero no lo dijo con miedo, sino como una verdad incómoda.
Los manicomios en verdad eran lugares cargados de energía negativa, incluso si eran edificios muy bien conservados y con amplias áreas verdes que los volvían vistosos y alegres. La habitación de Baekhyun fácilmente podía pasar por una hermosa villa en la zona más exclusiva de la ciudad. Si no se fijaba uno en el hombre cautivo y los grilletes en los pilares de la cama.
-Deseaba mucho verte -confesó Chanyeol-, y decirte que yo no llamé a la policía ni a tus padres.
Baekhyun asintió con la cabeza, perdiendo su mirada en el césped de en frente. Le gustaban las flores amarillas y las blancas porque sus pétalos alargados y de punta redondeada eran suaves al tacto. Sus favoritas, no obstante, eran unas de tamaño más pequeño, de color azul radiante y el centro de un tinte amarillo. Era una extraña clase de orquídea con un aroma que era capaz de atraer hasta al insecto más ermitaño, pero eran bellezas mortales.
-No pensé que tú lo hicieras. ¿Fue Madame Joo?
-Sí, me lo dijo Minho. Hubo un escándalo ayer en la academia.
-Lamento haberte involucrado en esto -largó el susurro más lastimero que Chanyeol oyó jamás.
-Shh, está bien. No has hecho nada malo. Y no me molesta que me hayas involucrado en tu vida.
En silencio empezó a llorar, con las lágrimas bajando una tras otra hasta su mentón, pero como se lo había enseñado su padre en aquellas visitas, hacía el menor ruido posible, así que hubiese sido imperceptible su dolor de no ser por las gotas de agua que cayeron sobre las manos de Chanyeol. Él no lo detuvo y tampoco lo haría porque sabía que el pecho de Baekhyun tenía demasiado dolor que sacar y si necesitaba llorar para hacerlo, simplemente lo reconfortaría hasta que estuviera mejor.
Porque eso era Chanyeol, su roca y guardián.
-Tal vez, tal vez me vaya lejos -balbuceó-. Escuché a padre decir que, no, que me enviarían a una clínica fuera de Corea... No volvería a verte.
Enviarlo lejos...
¿Eso era capaz de hacer Jungseop para ocultar de la sociedad a su hijo enfermo?
Como un sucio trapo... Un sucio secreto.
Pero, francamente, a Chanyeol no le sorprendió que pensara en enviarlo al otro extremo del mundo, si fue capaz de permitir que su hijo fuera violentado y lastimado en ese lugar que con tanto empeño pagaba mes a mes.
-Yo podría enviarte una carta con la dirección... así podrías ir a visitarme. -La idea salió con entusiasmo abatido, apenas irguiendo las comisuras de sus labios al pensar en esa remota posibilidad-. ¿Pido demasiado?
Chanyeol se dio cuenta que siempre hacía esas preguntas. «¿Pido demasiado? ¿Estoy siendo muy tonto?». Y pensó que era porque nunca antes nadie le dio importancia a su vida ni a sus palabras. ¿Cómo una persona abandonada y pisoteada podía llegar a considerar que tenía el suficiente valor como para que alguien más hiciera un sacrificio en su nombre?
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RED SHOES (Chanbaek)
RomanceBaekhyun era un bailarín de ballet de la academia real. El edificio le pertenecía a Park Chanyeol, ex campeón de boxeo. Chanyeol creía que Baekhyun estaba en otro mundo, y Baekhyun creía que Chanyeol era un tigre gruñón. Aun así, Chanyeol no podía...