Un año y medio después...
La vida matrimonial había empezado con más bajos que altos. Por la medicina que consumía Baekhyun en aquella época, sus hormonas alteradas y su inestabilidad, los llevaron a un par de discusiones sin sentido. Porque en ese momento Baekhyun solo podía expresarse de la forma más arrolladora y alterada.
Y pasaron por muchos cambios, probando los métodos más extraños para mantenerlo bajo control cuando tenía crisis.
A pesar de ello, no dejaron de intentarlo ni de quererse.
Baekhyun seguía frecuentando la academia de ballet, incluso si Madame Joo había amenazado con dejar el profesorado si 'ese animal estúpido está cerca de mí'. Chanyeol la ignoró y pronto fue Oh Sehun quien asumió la dirección.
Bailaba las mañanas en aquel salón apartado donde Chanyeol tenía un piano, semejante al que descansaba en el salón de la casa, con el cual acompañaba a su esposo. Había aprendido a tocar mucho mejor para complacer las exigencias ajenas e incluso memorizó un par de pasos para danzar juntos.
Aunque había recibido nuevamente la oferta de la rusa, el escándalo de su enfermedad opacó toda oportunidad de bailar en Europa. Y por las tardes, Baekhyun llegaba a aburrirse mucho. Pasar en la oficina con Chanyeol se había convertido en un hábito, pero su mente se cansaba muy rápido de todo.
Así que decidió que haría todo tipo de cosas. Porque la vida era muy corta, al menos para alguien como él.
Un día quiso empezar a pintar. Chanyeol le compró lápices, carboncillos y acuarelas para plasmar mil y una locuras en los lienzos. Aún era algo que hacía cuando en su cabeza aparecía una imagen.
Pero luego de un par de semanas, se cansó de ello, y recurrió a la música. Eso resultó muy interesante y provechoso. Chanyeol le enseñó a tocar el piano... y que podían amarse sobre el piano. Aunque le gustaba más cuando su esposo tocaba para que él bailara. Lo volvía todo tan íntimo y pasional.
Y así habían transcurrido meses largos, pero hermosos.
Ahora, Baekhyun se enfrentaba a algo mucho más peligroso. Era un doncel con ansias de ampliar su familia, incluso si su lado más racional le decía que eso podría ser insensato.
Esa noche, mientras veían una película en su recámara, su corazón se debatía entre abrirse y contar sus deseos, o simplemente callar. Baekhyun había estado muy nervioso toda la tarde porque la idea de un bebé no dejaba su cabeza. En su cabeza ya imagina cómo sería y qué rasgos de ambos adoptaría. Incluso el nombre, Hyunmin, lo vinculaba con ese niño.
Sus temores, sin embargo, se incrustaban en su lengua y no daban paso a nada más que quejidos silenciosos. Pero quería hablar de ello. Al menos poder decirle de su deseo a Chanyeol. Fue cuando en la película una mujer junto a un bebé pequeño apareció que se decidió a abordar el tema.
—¿Los bebés pesan mucho?
—No lo sé. Todo depende, creo. Yo solo cargué a Minho cuando era pequeño y él era muy gordito —comentó jocosamente, recordando la cara regordeta que tenía su sobrino en sus primeros días.
—Son muy lindos.
Chanyeol hizo un sonido, algo ligero que concordó con Baekhyun, más no dijo nada, solo apretó a su esposo contra su pecho. Baekhyun repasó sus dedos sobre el pijama ajeno que tenía un estampado muy peculiar que él mismo escogió: cuadrados de colores morado y negro en una tela de fondo color blanco.
—¿Alguna vez quisiste hijos?
—Sí, bueno, eso fue hace mucho tiempo.
Cuando estuvo casado con Sandara. Baekhyun lo sabía.
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RED SHOES (Chanbaek)
RomanceBaekhyun era un bailarín de ballet de la academia real. El edificio le pertenecía a Park Chanyeol, ex campeón de boxeo. Chanyeol creía que Baekhyun estaba en otro mundo, y Baekhyun creía que Chanyeol era un tigre gruñón. Aun así, Chanyeol no podía...