Capítulo 2

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Me quedé mirando la puerta fijamente, mis labios estaban entreabiertos por el asombro que me llevé.

Dannato scortese—susurré apretando mi puño de rabia.

Suspiré volteando a encontrar mi celular, una vez frente a él llamé a la única persona con la que podía decir groserías y no me reprendería.

Sorella mia.

Estoy muy enojada y es oficial, ¡È un maleducato e per di più si è arrabbiato perché voglio prendermi cura di suo figlio, sono un insegnante e amo i bambini! —grité al teléfono.

Debes estar muy enojada para estar hablando en italiano.

No lo entiendes Priscilla, estoy muy enojada, ni siquiera sé si esa palabra existe.

Necesitas ir a la playa y tomar bebidas con un toque de alcohol.

Suspiré—. Lo lamento Sorella, no quería darte un mal rato.

Tranquila ¿quieres contarme bien quién es él?

No tranquila, creo que solo necesitaba decir unas groserías y escuchar la voz de alguien que no me reprendería por ellas.

Bueno respecto a eso, posiblemente mamá puede que esté a mi lado con su oreja pegada al móvil.

Nooo...

Así es Sabrina y hablaremos de tu vocabulario luego ¿te llegaron las fresas?

No madre, apuesto a que mañana lo harán.

Son de esta temporada espero que las disfrutes figlia mía.

Lo haré, los amo, nos vemos pronto.

Corte la llamada sentándome a un lado de Doki, el canino se acostó encima de mi para bostezar frente a mí.

—Doki, a lavarnos los dientes y a dormir.

...

Bostecé antes de entrar al aula. Ayer por la noche a Doki se le ocurrió la magnífica idea de jugar con las cortinas por la madrugada y desde ahí no pude dormir más, intentando limpiar los millones de hilos que había por la sala.

—Buenos días señorita Sabrina—saludó la directora sonriendo abiertamente.

—Buenos días ¿Qué tal está hoy?

—De maravilla y espero que usted esté igual. Me gustaría pedirle que pase por la tarde a mi oficina a la hora de almuerzo. Necesitamos hablar algo importante—sonrió para alejarse tocando mi brazo.

Espero que no sea nada malo.

Quizás el padre de Noah ya habló con la directora y ahora quiera correrme de la primaria por esto.

Abrí la puerta del aula, pasaba la mayoría de mis horas aquí, al parecer los pequeños solo tenían un par de asignaturas y yo les daba dos, artes plásticas que aprendí en mis años de juventud en Italia y por supuesto literatura que fue mi punto fuerte en la universidad.

—Permiso—tocaron la puerta entrando al aula.

Un hombre de aproximadamente treinta y cinco años, creo que era tan alto que tenía que agacharse un poco en el umbral de la puerta, su tez blanca daba evidencia de sus sonrojadas mejillas.

—Puedes pasar, aunque dudo que seas un alumno y tampoco traes a un niño.

—Claro que no—rió ligeramente pasando su mano por su barba—, Soy el profesor Ulrich imparto matemáticas en tercer año de primaria, no había tenido el gusto de venir a saludar.

Triple Jaque MateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora