Capítulo 11

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Sabrina.

Miré fijamente a la persona delante de mí, parecía que hubieran pasado años pero en realidad solo fueron unos meses desde que lo vi por última vez.

—¿Por qué estás aquí?

—Porque cierta persona me llamó y me mantiene al día de lo que pasa en tu vida, así que supe lo que está ocurriendo con aquella mujer que su pequeño asiste a tu salón.

—Podía resolverlo sola—elevó una ceja mirándome fijamente—. No tenías que venir mucho menos cuando no te agrada el clima de Estados Unidos.

—Tu Nonna me envió calcetines de sobra así que me quedaré por hoy.

Sonreí arrojándome a los brazos de mi abuelo, imaginaba que estaría aquí cuando mi hermana se encarga de poner en práctica sus estudios.

—Ya está cubierto lo de la renta y el Nonno renovará personal en la fábrica que tiene cerca de aquí.

Priscilla se arrojó sobre el abuelo abrazándolo como si no hubiera mañana, como si se hubieran visto hace veinte años. Adoraba su amistad, ver a mi hermana y mi abuelo ser prácticamente mejores amigos era algo adorable.

—Debo ir a trabajar pero prometo estar temprano en casa, aprovecharé que solo tengo un par de clases para traer lo demás a casa y estar con ambos—besé la mejilla de mi Nonno y despeine el cabello de mi hermana.

—Haremos pizza mientras no estés en casa, así que la cena estará lista cuando llegues.

Señalé a mi abuelo—. Eres el adulto a cargo.

—¿Disculpa?—preguntó mi hermana ofendida.

—Me voy—tomé una rebanada de pan para salir de casa.

Estaba muerta de sueño pero debía ser puntual, si algo me ha enseñado papá es que lo más importante en una persona es la puntualidad, la cual muchas veces define quien eres.

—Buenos días—saludé entrando al aula para ver a todos esos pequeños alegres corriendo hasta mi para rodearme con sus brazos.

—Maestra se me ha caído un diente—me agaché al nivel de Sara quien me mostraba su diente faltante, justo una de las paletas delanteras.

—No lo puedo creer—sonreí mirando a los demás niños quienes estaban atentos a su compañera de salón—. Ahora que lo recuerdo el ratón pasó por mi casa también y me dijo que debía darte algo.

Me levanté buscando algo en mi cartera, siempre traía Legos en pequeñas cajitas en algunos espacios de mi bolsa.

Cuando mi ansiedad se apoderaba de mi solo armaba legos.

—Aquí tienes—lo recibió sonriente para darme un corto abrazo.

—Lo guardaré maestra, el ratón no pasó por mi casa. Papi dijo que el ratón tenía mucho trabajo así que no pasaría hoy—sonreí asintiendo para apretar su hombro con cariño.

Noah llegó tarde hoy y Anthony lo traía prácticamente corriendo.

—Hemos tardado porque Nicky enfermó anoche—explicó intentando recuperar el aire.

—Ve a dejar tu mochila en tu lugar y puedes ir a jugar con tus compañeros al patio, Noah—asintió dejando una nota sobre mi escritorio para correr al patio—. ¿Cómo está el bebé?

—Un poco mejor, está con algunos analgésicos. Su abuela lo está cuidando hoy así que por suerte Magnus pudo ir a la oficina.

—Magnus aprenderá de mala manera que debe interesarse más en sus hijos.

Triple Jaque MateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora