Capítulo 9

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Magnus cubrió los ojos de Sabrina con un pañoleta para cabello de la chica, le susurro que confiara en él y con sus hijos siguiéndolos atrás fueron hasta el patio delantero.

—Te advierto que si lloro o mis ojos se llenan de lágrimas es porque tengo un año más y estoy sensible.

—Si lloras, lloraremos todos.

—Okey—murmuró aferrándose a una de las manos de Magnus—. ¿Dónde está Peach? Si tu respuesta es que Noah la está cargando me enfadaré contigo Strong.

—El empuja la carriola de su hermana—aseguró descubriendo los ojos de la chica pero está aún los tenía cerrados—. Es hora de abrirlos.

—Es que estoy muy emocionada—se negó.

—Si no los abres voy a besarte.

—Un segundo...—abrió los ojos lentamente viendo una furgoneta vintage rosa en frente de ellos, Sabrina abrió sus boca mirando a Magnus—. Esa es...

—Si, la pequeña furgoneta de juguete que tenías en tu escritorio intente que la dejaran lo más parecido a la tuya.

Sabrina soltó un grito de felicidad para abrazar al hombre.

—He soñado con una furgoneta así desde que tenía nueve años, soñé con recorrer el mundo en ella.

—Lo mencionaste una vez, cuando estábamos preparando el desayuno—Sabrina se separó unos segundos suspirando para mirarlo sin borrar la sonrisa de su rostro.

—Creí que no lo ibas a recordar.

—Carajo Sabrina recuerdo incluso el color de todas tus bragas—bromeó besando la mejilla de la chica quien lo miraba con emoción—. Ve a darte una ducha, tenemos mucho que recorrer en ella.

—¿Hoy?

—Claro, es tu cumpleaños y con los niños vamos a llevarte a muchos lugares que te encantaran.

Sabrina sonrió mirando a sus hijos quienes le devolvieron la sonrisa mientras Nick señalaba la furgoneta.

—¡Sorpresa para mumu!

—Si lo dijo bien, estuvimos practicando con su terapeuta toda una semana.

—Y lo dijo increíble.

Solo unos segundos de distracción y Nick había ido a encender la manguera del patio con esfuerzo la dirigió hacia sus hermano encendiéndola.

—¡Mamá, mira!—señaló a su hermano que lo había mojado.

Magnus soltó una risa sacando a Peach de su carriola, Noah no se quedó atrás y fue hasta su hermano para mojarlo. Ambos olvidaron el mundo y solo se mojaban con la manguera, Nick corría por el césped riendo mientras que Sabrina sonreía feliz.

—Mumu—señaló Nick a su hermano para que mojara a su madre.

—No, Noah, prefiero la ducha—no dijo nada más cuando un chorro de agua chocó contra ella.

La chica dentro de su cabeza estaba formulando millones de hipótesis de lo que podría pasar si continuaban con la manguera

—Relájate eres una madre moderna—susurró Magnus alejando a Peach cuando los niños le arrojaron agua.

—Vengan aquí—dijo Sabrina corriendo hasta ellos para tomar la manguera y mojarlos.

La risa de los niños era lo único que se escuchaba en el vecindario pequeño, y quien pasara por un lado de ellos podría asegurar que eran una familia de turistas compartiendo un momento de felicidad.

Triple Jaque MateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora