Capítulo 4

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—Tengan mucho cuidado con las pinturas que utilizarán para su escultura—advertí entregándoles un paquete de ellas a cada uno—. Recuerden que no la llevamos a la boca de lo contrario pintarán sus órganos y tendremos que ir al médico por una vacuna.

Escuché la risa de algunos de los niños, todos comenzaron a pintar una escultura.

Hace dos días las hicimos usando moldes, se acercaba el día del padre y junto a la profesora de teatro harían una pequeña obra donde el regalo final serían sus esculturas.

Me acerqué a cada uno de los niños supervisando que todo estuviera bien.

Noah estaba muy concentrado ocupando la pintura roja cuando me vio levantó su mirada sonriendo en mi dirección.

—¿Puedo ver que estás haciendo Noah?

Me agaché a su lado limpiando con la manga de mi camiseta la pintura que tenía en su rostro.

—Aún no, nadie puede verlo hasta que esté completamente terminado—asentí sonriendo para levantarme, el pequeño sacó algo de su mochila para extenderlo en mi dirección.

Abrí el papel dándome cuenta que había un lindo dibujo de la bandera de Italia.

Grazie.

—De nada, yo lo pinté y mi hermano escogió la pegatina de la Coccinellidae o algunos la llaman mariquita.

Miré la mariquita en la esquina del dibujo para sonreír.

—Está muy lindo, te lo agradezco, en casa no tenía la bandera de mi país por muy mal que suene, la llegaré a enmarcar enseguida.

Me levanté para ir a guardar el dibujo en mi cartera, la puerta del aula fue abierta por el maestro Ulrich quien entró con una gran sonrisa en su rostro.

—Buenas tardes señorita Sabrina.

—Solo Sabrina, buenas tardes para usted también.

—¿Qué hacen? —preguntó mirando a los niños.

—Terminan la escultura para entregar luego de la obra.

—Habrá muchas lágrimas en esa obra, créeme ya he vivido algunas antes. La mejor es la de navidad que hace la guardería, el niño Jesús es uno de los bebés.

—Suena divertido.

—Lo es, no te vi a la hora de comer.

—Tuve algo que hacer, comí en otro lugar.

La verdad almorcé en la guardería junto a Aslan quería asegurarme de que Nick estuviera bien y no necesitará algo. Él pequeño estuvo todo el tiempo en mis brazos queriendo comer lo que yo tenía en mi plato, lo cual le ofrecí ya que eran solo alimentos basados en verduras y vitaminas.

—Claro, me preguntaba si quizás ¿Te gustaría salir algún día de estos a tomar algo?

Suspiré sintiendo, necesitaba salir a despejarme.

—Me parece una buena idea, eso sí debes pasar por mí.

—Sería todo un honor.

Ulrich se acercó a los niños para ver qué tal iba todo por el rabillo de mi ojo pude ver que la puerta fue nuevamente abierta, Aslan traía la carriola de Nick.

—Ya llegó tu bebé, mamá—dijo feliz levantando al bebé para entregármelo.

—¿Salieron antes?

—Si, hay una reunión para planear las próximas semanas.

—¡Un bebé! —gritó uno de los niños apuntándome, Noah levantó la vista y sonrió feliz al ver que era su hermano.

Triple Jaque MateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora