Capítulo 8

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Sabrina sonrió cuando le hicieron un masaje en aquel lugar que Magnus le dio invitaciones.

—Tienes mucha tensión en tus hombros—susurró el chico que masajeaba los hombros de Sabrina.

—Lo sé, soy maestra de primaria.

El chico soltó una risa para volver a masajear.

—Conozco muchos métodos para desestresarte, si estás interesada házmelo saber.

La chica abrió un ojo para arrugar la frente.

—¿Eso fue un coqueteo?

—Si así lo quieres tomar por mi está perfecto—la masajista que estaba a un lado del chico negó en su dirección.

—Es la esposa de Strong, no te metas ahí—susurró en el oído de su compañero.

El chico dejó de masajear para avisar que la terapia terminó.

Sabrina salió de ahí confundida pero no le dio importancia y caminó hasta la piscina temperada donde había algunas mujeres de clase alta tomando aperitivos.

—Hola—saludó una de las mujeres para levantarse e ir hasta la chica—. Soy Tiana, la esposa de Massimo.

—Genial, soy Sabrina Porcaroli.

La mujer sonrió alegre para asentir—. Se quien eres, nuestros esposos son socios, de hecho Massimo me comentó que hoy estarías aquí.

—¿Mi esposo?

—Si, Magnus Strong. Quiero confesar que todas aquí lo miraban como carnada al saber que estaba soltero pero ahora que saben que está comprometido dejaron de hacerlo puedes estar tranquila.

—Creo que...—antes de que dijera algo más fue interrumpida.

—Si quieres puedes ponerte tu bata y vamos a ver a los hombres—Sabrina asintió para acomodar la bata en su cuerpo.

En la cancha de golf estaba Magnus junto a su socio.

—¿Crees que nuestras esposas ya se hayan encontrado?—preguntó Massimo curioso.

—Yo...yo creo que sí, mi chica es fácil de reconocer tiene dos esmeraldas hermosas de ojos y su cabello cobrizo tiene algunos rizos.

—¿Parecida a ella?—apuntó detrás de el hombre a quien se le apretó el estómago.

El rostro de Sabrina no era para nada amistoso.

—¡Massimo, cariño!—gritó la esposa de este corriendo en su dirección para abrazarlo—. Ella es Sabrina, me la encontré en la piscina.

—Magnus—saludó Sabrina.

El hombre sonrió forzadamente para acercarse a ella y abrazarla—. Por favor sígueme la corriente, si no lo haces voy a perder todo lo que tengo.

«Vale, estoy exagerando y mucho», murmuró su voz interna.

Sabrina se separó del abrazo para mirarlo fijamente y ver que no había nada de broma en su rostro.

—¿Está todo bien?—preguntó Massimo acercándose a ellos.

—Si—se adelantó a responder Sabrina—, es solo que estoy un poco mareada, ya saben el sol y esas cosas.

—Si quieres podemos ir a tomar algo—ofreció Tiana tomando el brazo de la chica.

—Amor, deja que Magnus la lleve—asintió para regresar con su esposo.

Magnus la guió hasta la barra a la chica para pedir un trago.

—Tienes mucho que explicarme.

—Lo sé y lamento no avisarte antes pero necesito que sigas fingiendo o de lo contrario cambiaré a los niños de escuela.

Triple Jaque MateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora