Capítulo 11

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Sabrina suspiró mirando a su abuela dormir, eran apenas las dos de la madrugada y no conseguía pegar un ojo. Había llamado hace algunas horas a Noah y explicarle que esta noche mamá iba a estar con la Nonna.

Después de algunos silencios por parte del niño entendió a la perfección que la chica se quedaría con su abuela, pero que mañana asistieron juntos a terapia.

—Te ayudaré a dormir—miró a un lado de ella donde estaba Fabien sin camiseta de pie en el umbral de la puerta, le hizo una seña a la chica para que lo siguiera afuera de la habitación.

Sirvió dos tragos para entender uno a la chica.

—¿Que te tiene tan pensativa?

—Mi nonno y...—se detuvo mirando al chico—, no tengo para que contarte si seguro tu ya lo sabías.

—Cuando la llamé ella estaba extraña así que después de casi rogar que le dijera lo que le pasaba me lo confesó. Es una pena.

Mentiroso, Fabien parecía tener un don para mentir y hacer creer a las personas solo lo que le convenía.

—Mi expectativa de amor son ellos, mejor dicho eran ellos. Siempre creí que iba a amar a alguien tanto como el Nonno lo hacía con la abuela pero ahora ya no hay nada entre ellos...

—Estas cosas pasan. Algunos se dejan de amar y a otros no los quieren ni un poco—aquel comentario iba más para su situación sentimental con la chica.

—Fabien...nos conocemos hace muy poco y no me gustas desde el primer momento como para casarme contigo.

—Desde el primer día que te vi incluso en esa camilla me gustaste, tal vez debí hacerle caso a mi mismo y esperar un poco más.

—¿Hacerte caso a ti mismo?

—Si...tu abuela me dio este anillo y dijo que era una buena idea pedírtelo hoy frente a ella. Tal vez pensó que si ella estaba que no podrías decir que no pero ya veo que no es así.

Sabrina se quedó unos segundos en silencio.

Magnus tenía razón, ella quería manejar su vida a cualquier costo.

—¿Puedes pedirme un uber mientras me pongo mis zapatillas?

—No, no vas a salir a estas horas de aquí—se negó tomando a la chica del hombro.

—No te estaba pidiendo permiso, si no puedes yo lo llamó—abrió la aplicación en su móvil y sonrió al ver que tomaron su viaje—. Vendré a ver a la Nonna mañana.

—No te vayas Sabrina—pidió tomando la mano de la chica.

—Vete a dormir Fabien y vuelve a Italia—recomendó saliendo de lugar para ir hasta el elevador y subir al auto.

La casa de Magnus estaba en completo silencio y todas las luces estaban apagadas excepto aquella pequeñas lámparas de colores cálidos para que los niños no tuvieran miedo de ir al baño o a la oscuridad.

Se puso su camisa de seda para dormir y acurrucó su cuerpo a un lado de Magnus.

—Si tienes razón—murmuró escondiendo su rostro en el cuello del hombre.

—Siempre tengo la razón y me apena que te hayas dado cuenta—encendió la luz en la mesita de noche.

—Mis abuelos se van a divorciar—confesó siendo rodeada por los brazos de Magnus—. Ella dice que está sola pero se que lo hace para manipularte, le dio a Fabien incluso que me propusiera matrimonio hoy.

—¿Qué? Es una vieja loca Sabrina...

—Aun es mi abuela—intentó bromear pellizcando el hombro de Magnus—. Creía que si ella estaba ahí yo diría que sí.

Triple Jaque MateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora