⭐ Capítulo 4⭐

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El corazón de Taehyung llevaba roto mucho tiempo, pero cada vez lograba romperse un poco más.

— Jungkook… — su mano buscó tocar su mejilla, ilusionado con que quizás, su Jungkook estaba allí.

— ¡No! ¡No me toques! — el Castaño se removió, alejándose de su tacto, entre llanto y las emociones que lo asfixiaban soltaba quejidos, su cuerpo se agitaba en temblores como si lo estuvieran golpeando.

Personas invisibles que eran propias únicamente de sus recuerdos, los dueños de sus más horribles pesadillas, hombres que solo Jungkook podía ver.

Taehyung lo veía, llorando en silencio, escuchaba sus gritos mientras pedía ayuda, mientras rogaba, y cada tanto lo llamaba a él, pero no podía hacer nada para ayudarlo.

Al igual que años atrás, al igual que en esos tres meses dónde su lindo novio fue usado por un montón de enfermos hasta que lo rompieron, lo ataron hasta que ya no intentó escapar, lo abusaron hasta que se cansaron, lo golpearon hasta que ya no pudo responder, lo mataron hasta que no quedaba nada del Jungkook que habían conocido.

Cuando lo encontraron lo habían dado por muerto, a un lado de una carretera, de noche, alejado de la cuidad, alejado de un hospital, alejado de él.

Apenas respirando, con moretones en todo el cuerpo, con huesos rotos, con sangre escurriendo entre sus piernas, con una contusión cerebral que le dejó secuelas que podrían durar toda la vida.

La principal era la amnesia, literalmente lo habían pateado hasta que ya no recordaba quién era.

Mucho menos recordaba a sus amigos, a su familia, a su novio.

Y por más que sus heridas ya no sangraban, por más que su cerebro había vuelto a lo normal, por más que ya le habían dado el alta del hospital, y el alta del psicólogo, no había nada más que pudiera ayudarlo.

Y desde hacía dos años que Taehyung vivía con un Jungkook que ya no era su novio, que era alguien distinto, que era igual que un niño, que estaba aprendiendo todo de nuevo.

Dentro de él, creía que el Jungkook de antes estaba allí, en algún lado, el mismo Jungkook que lo llamaba en gritos desesperados mientras tenía un ataque de ansiedad.

A veces, cuando esos ataques ocurrían, Jungkook se levantaba de la cama y quería escapar, correr lejos, huir de las imágenes en su cabeza, pero no podía, nunca podía huir de ellas, y era peligroso, no sería la primera vez que se lastimaba, que se golpeaba contra las paredes, que se caía, por eso debía permanecer en la cama, el lugar más suave de todos, a salvo.

Taehyung vio a Jungkook levantándose en la cama, listo para huir, de inmediato lo abrazó con fuerza, lanzándose sobre él y aprisionado su cuerpo contra la cama.

— ¡No! ¡No! ¡Tae! ¡A-ayuda!

— Jungkook… Estoy aquí, estoy aquí — murmuró, las lágrimas seguían corriendo por sus mejillas.

El Castaño sollozó contra su oído, por un momento sus ojitos se enfocaron en él, se sintió un idiota por ilusionarse de nuevo, por milésima vez, pero allí estaba su Jungkook, murmurando su nombre entre lágrimas.

— Estás en casa, Jungkook, ya pasó… No es real, nada de eso es real— murmuró Taehyung rápidamente, esperando que en ese pequeño segundo de conciencia, lo ayudara.

Como siempre, no sirvió de nada, Jungkook continuó sufriendo, entre llantos y llamados de auxilio, hasta que se desmayó en brazos del Rubio, cosa que también solía pasar cada vez.

Taehyung se quedaba a su lado, se mentalizaba para creer que era otra cosa, y Jungkook sólo estaba durmiendo junto a él, que nada malo había pasado, se consolaba a si mismo, sólo porque su Jungkook no estaba allí para hacerlo por él.

Al menos, luego de que se desmayaba, podía respirar normalmente de nuevo, podía dejar de llorar, a pesar de que luego se perdía en pesadillas de nuevo, y él se quedaba a su lado para cuando despertara, aterrado.

Luego de todo, estaban los dos juntos e iguales, ambos rotos, ambos lastimados, ambos muertos y renacidos en alguien completamente diferente.

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