⭐ Capítulo 34⭐

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-¡Mira, Taehyungie! - Jungkook señaló con emoción el pequeño carrito que tenía algodón de azúcar, al otro lado de la calle.

En el último mes Jungkook había podido salir al exterior sin menores problemas, no se escondía detrás del mayor y tampoco le daba aquella abrasadora sensación de pánico, no podía mirar a la gente a la cara, ni hablar con nadie, pero disfrutaba de ver las vidrieras de los negocios, los pájaros volando en el cielo, y se había quedado diez minutos viendo el semáforo cambiar de colores.

Al lado de Taehyung y siempre tomando su mano, caminaban alrededor de la cuadra de su edificio, nunca habían cruzado la calle, ni siquiera cuando Jungkook vio la jugueteria más cercana, pero separada por unos cinco metros de pavimento.

- ¿Quieres uno, Jungkookie? - ofreció Taehyung, a lo que el Castaño asintió con emoción-. Pero está cruzando la calle.

- Yo estoy grande... Puedo hacerlo- dijo, con un leve mohín que era adorable, Taehyung quería comerle la boca allí mismo.

Sonrió con ternura y acarició su cabello.

- Iremos juntos, ¿Si? Vas a ver que del otro lado de la calle es igual que de este, no hay de qué preocuparse - murmuró suavemente, para que no se asustara.

Jungkook sólo asintió, juntos fueron hacia la esquina más cercana, para cruzar por la senda peatonal en cuanto el semáforo lo permitió, el Castaño estaba temblando de nervios y se tomaba con firmeza a la mano de su novio.

Finalmente del otro lado, Jungkook vió las baldosas de la vereda, iguales a las del otro lado, y suspiró con alivio.

- Muy bien, bebé - Taehyung dejó un beso en su cien -. Tendrás el algodón de azúcar más grande del mundo como premio.

Jungkook sonrió con orgullo, se quedó viendo con emoción cómo armaban el algodón de azúcar para él, en cuanto lo tuvo en sus manos, aún algo caliente, dió saltitos de alegría, matando de ternura al Rubio.

Cerca de aquel carrito había una especie de mini parque, apenas eran un par de árboles en una esquina de la cuadra, unos bancos y una pequeña fuente de agua, Taehyung le ofreció ir hacia allá.

- Así practicas para cuando vayamos a un parque más grande, Jungkookie.

- ¡Si, si! - al Castaño le encantaba la idea de ir a un parque, era su objetivo, su menor logro, quería ir y comer helado con su lindo novio, y pelear con cualquier perro que fuera a molestarlo.

Se sentaron en el banco más cercano a la fuente, así Jungkook podía distraerse del mundo con el ruido del agua mientras comía toda esa azúcar con colores, y Taehyung lo admiraba con una sonrisa boba, estaba tan feliz por él.

Jungkook le ofreció de su algodón de azúcar, aunque el mayor se negó al principio el Castaño le insistió.

- Los novios comparten estas cosas, Taehyung, sé mi novio y comparte esto conmigo.

El Rubio se ruborizó demasiado por esas palabras, Jungkook había usado ese tono infantil de niño consentido, que muchas veces solía molestarle (porque, en verdad, ¿Quien no odiaba un poco a los niños mimados?) Pero que Jungkook lo considerará su novio con tanta seguridad hacia que las mariposas es su estómago se volvieran locas.

Terminaron aquel algodón de azúcar juntos, y Jungkook mantenía una sonrisa en su rostro mientras miraba al lindo Rubio.

- Taehyungie, eres muy lindo - dijo el Castaño, el mayor notó sus ojitos de enamorado, y si sus mariposas ya estaban locas antes, ahora parecían volar dentro de un huracán.

- Tú eres más lindo.

- Tus mejillas son adorables - Jungkook pellizco una de las mejillas del mayor -. Y me gusta mucho tu sonrisa cuadrada... También tus ojitos brillantes... Y ese lunar que tienes debajo de tu nariz... Hasta tu nariz es redondita y adorable.

- Jungkook.. Me estás avergonzado.

- ¿Ahora te avergüenza que te quiera? - se quejó el Castaño, haciendo un puchero molesto, después volvió a sonreír -. Vamos, dime qué soy lindo así me avergüenzas también- dijo, tomando sus propias mejillas y haciendo caritas tiernas.

- Jungkook...

- Mhm.

- Eres feito.

Con esas dos palabras Taehyung recibido varios golpes de parte del menor en su brazo, haciéndolo reír a carcajadas.

- ¡Taehyungie! Eres malo, y feo, y tonto...

- Mira, mira, soy un espejo, todo lo que digas es tu reflejo- se burló el mayor, le parecía divertido discutirle como un niño pequeño, porque se ponía berrinchudo, igual que un niño.

- ¡Taehyung!

Pasaron varios segundos en aquella pelea tonta, hasta que Jungkook no quiso golpearlo más, y Taehyung le susurró que lo arreglaría todo con los besos más lindos y amorosos del mundo al llegar a su departamento.

Eso hizo a Jungkook sonreír y ruborizarse mucho, y con bastantes ganas, volvieron a su lindo hogar para amarse cómodamente.

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