El día siguiente por la mañana transcurrió como de costumbre, pero llegó la hora del entreno y decidí que era el momento de enseñarle a Gabi el lugar.
-Gabi- dije mientras llamaba a la puerta de su habitación.
-Dime Ricardo- contestó mientras salía de la habitación.
-Me gustaría que vinieses conmigo un rato antes del entreno, que te quiero enseñar algo- dije.
En cuanto esas palabras salieron de mi boca, una enorme sonrisa apareció en su cara, estaba repleta de alegría y emoción.
-Claro, quedamos aquí- afirmó refiriéndose al pasillo.
Tras estas palabras cerró la puerta y yo me quede en el pasillo. Entonces apareció Victor.
-Menuda cara me llevas- dijo mientras me guiaba al cuarto- deberías ocultarla si no quieres que se entere.
Le eche una mirada de odio, aunque el la contestó riéndose. La verdad es que no me quería imaginar la cara que tendría en ese momento, la mezcla de sentimientos que me generaba Gabi y la vergüenza que sentía por aquel momento con mi amigo. Tendría que estar como un tomate la verdad.
El rato paso y así llego la hora en la que Gabi y yo habíamos quedado. Los dos llevábamos la ropa del entreno ya que después iríamos directamente a este. Le guié hasta el lugar en el que habíamos estado jugando el día anterior.
-¿Es esto lo que me querías enseñar?- dijo con un gesto decepcionado, viendo que era un simple campo de fútbol.
-No, lo que te quería enseñar está ahí- añadí apartando los arbustos.
En ese momento, vi como se le iluminaban los ojos. Y lo entiendo, un paisaje así no lo ves cualquier día.
-Esto es precioso Ricardo.
-¿A que si?- le contesté- me costo convencer a los chicos para que me dejaran enseñártelo, porque quedamos en que no se lo enseñaríamos a nadie más.
-¿Enserio hiciste eso por mi?- dijo ruborizándose un poco.- Valla, muchas gracias.
Y ahí nos quedamos, él mirando el bonito paisaje que teníamos delante y yo perdido en la inmensidad de esos orbes azules que tenia, los cuales en ese momento tenían un bonito juego de colores por el paisaje. Cada vez que veía sus ojos me perdía en ellos, esa mirada, la vería horas. Al rato comencé a oír un ruido de pasos y llegó Arion junto a Jp para avisarnos de que ya era la hora del entreno.
El entreno transcurrió como de costumbre, la verdad hubo bastantes caídas, pero al final todos nos logramos adaptar al campo helado. En la cena ocurrió como el día anterior, yo me senté al lado de Gabi, aunque me di cuenta de un detalle, este tenía al otro lado a Aitor, el cual se mostraba muy cercano a él. Un extraño sentimiento de rabia inundó mi ser. Seguramente fuese celos, ya que Aitor estaba demasiado con Gabi, pero, Gabi era mi mejor amigo, no pasaba nada ¿Verdad?
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El viaje que lo cambió todo | Inazuma eleven
FanfictionGabi y yo llevábamos mucho tiempo siendo amigos pero, ¿Es eso todo lo que quería? No estoy muy seguro, pero el entrenador Evans nos ha propuesto un viaje para jugar contra el entrenador Frost y los del Alpino. Un viaje en el que todo puede acabar o...