Capítulo 5

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Durante mi estancia en este torneo me di cuenta, de cuánto le echaba de menos, cuánto quería tenerle a mi lado, aunque fuera simplemente como solemos hacer por las tardes, mientras yo tocaba el piano y el escuchaba, o practicando fútbol. Pero claro, era un sentimiento normal ¿No? ya que él era mi mejor amigo.

Cuando ganamos el torneo y llegamos a la tierra siendo recibidos entre vítores, yo solo pensaba en ver a Gabi y pasar un rato con él. Y allí lo vi, un par de coletas rosas, aunque estaba de espaldas a mi, sabía que era él, aunque claramente, no me esperaba lo que vi en ese momento.

Fui rápidamente hasta él y aproveche a que estaba de espaldas para taparle los ojos y que adivinara quien era, cómo le solía hacer antes de ir al torneo.

-¿Quién es?- preguntó, supongo que con esa sonrisa suya.

-Adivina- le dije con una sonrisa de oreja a oreja.

-Hmm no sé- dijo entre risas- Ricardo.

-Si- Exclamé emocionado, mientras me ponía enfrente suyo, pero no me esperaba lo que vi en aquel momento, sentí como un horrible escalofrío recorría mi espalda, era algo que nunca había sentido, y me me resultaba muy agradable.

-¿Qué pasa?- me miro confuso- parece que hallas visto un fantasma- añadió entre risas

-No Gabi, tú pareces un fantasma, ¿Qué te ha pasado?- dije horrorizado, no me esperaba para nada lo que vi- estás muy pálido y tienes unas horribles ojeras bajo tus ojos.

- A ¿esto?- contestó despreocupado- no es nada, solo que como sabía que vendrías hoy, no he logrado dormir muy bien.

La verdad es que no me tranquilizo demasiado pero pensé, Gabi es mi mejor amigo, ¿Porque tendría motivos para mentirme? No debería ya que nos conocemos desde hace tanto y tan bien que no debería tener problema en contestarme si tenia algún problema.

-Venga ¿Vamos a celebrar que has salvado al planeta?- Dijo cambiando de tema- Vamos a por un helado venga, esta vez invito yo que te debo ya de varias veces que me has invitado tú  ricachon - dijo en tono de burla y guiñando un ojo.

-Venga vale pelo rosa, pero solo si me compras uno con dos bolas- le conteste yo sonriendo.

No nos molestaba que nos llamáramos así ya que ambos sabíamos que lo hacíamos de broma y desde el cariño mutuo, ademas una amistad nunca es 100% verdadera sin un poco de burla hacia el otro ¿no?

Y de esta forma nos dirigimos hacia la heladería, sin pensar mucho en lo que había pasado así que llegaron a la heladería de forma despreocupada. Aunque Ricardo veía que Gabi a veces "desconectaba" de la realidad, se quedaba embobado con sus pensamientos y no terminaba de entender muy bien porque.

El viaje que lo cambió todo | Inazuma elevenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora