Capitulo 7

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Allí estaba, dormido en mi cama y me comenzaron a dar los molestos rayos de sol en la cara, a lo que me di cuenta y lo vi, allí estaba Gabriel, él seguía dormido, aunque era lo normal, con lo que le cuesta levantarse, aunque me percate de que tenía una mano agarrada a la mía y la cabeza apoyada sobre mi pecho, no sabía muy bien como había acabado así la verdad, pero no me terminaba de desagradar. intenté apartarme, sin despertarlo, tras un poco de lucha lo logré, así que bajé a la cocina para pedirle a Valentina que nos preparara algo.

-Valentina- dije aún un poco somnoliento- ¿A que nos preparas unas de esas deliciosas tortitas tuyas que tan bien haces?- dije esbozando una sonrisa.

-Por supuesto que si señorito Ricardo- me contestó sonriendo.

La verdad es que no sé muy bien como lo hacía ya que solo mezclaba huevos, leche, harina y algo de vainilla en un bol, pero sus tortitas, no tenían comparación con las de ninguna otra persona, ni siquiera en los hoteles de bufet libre que me habían llevado alguna vez mis padres. No se como explicarlo, pero, aquellas tortitas, te transportaban a otra galaxia, tenían un sabor dulce y esponjoso, y nunca me hartaría de ellas.

Oí unos pasos bajar por las escaleras, no fui a mirar ya que solo había alguien más en la casa aparte de nosotros dos.

-Buenos dias bello durmiente- grite desde la cocina.

Y ahí oí un estruendo, debo de admitir que no me lo esperaba. Por lo que salí corriendo de la cocina para saber si Gabi estaba bien, y me lo encontré sentado en las escaleras riéndose.

-¿Gabi te encuentras bien? ¿Te has hecho daño?- le pregunté nada más llegar

-Si mamá, estoy bien- me contesto entre risas.

-¿Y eso de mamá? ¿Pasa algo porque me preocupe por mi mejor amigo?- pregunté algo molesto

-No pero has reaccionado como si fueras mi madre- y volvió a reírse y yo tras él.

La verdad es que no entendía muy bien como lo hacia, pero siempre me lograba sacar una sonrisa o contagiarme con su risa, es posible que ese fuera uno de los motivos por el que me encantaba pasar el rato con él.

-Vemos a desayunar, bello durmiente.

-La verdad es que no me apetece, después de tantas chuches de ayer- me contestó frotándose la barriga.

- Jolin, pues mira que le había pedido a Valentina que nos hiciera tortitas- dije desviando la mirada.

- Creo que ya me ha entrado hambre, venga, vamos a desayunar- dijo mientras echaba a correr hacia la cocina.

- De verdad, nunca vas a cambiar Gabi.- murmure mientras me dirijo hacia la cocina.

Tras un gran desayuno, y darle las gracias a Valentina, salimos al jardín a que nos diera el aire, bueno, a jugar al fútbol, para que engañarnos.

Estuvimos jugando durante la mañana, se ve que yo no era el único que había mejorado mientras estábamos separados, de lo cual me alegraba mucho.

-Si que has mejorado peli rosa- dije tumbándome en la hierba, exhausto de tanto correr.

-¿Qué te esperabas ricachón, que me quedara sentado en el sofá mientras tú te ibas a defender la tierra a otros planetas?- contento con gesto ofendido.

Tras seguir jugando un rato se me vino una pregunta a la cabeza, ¿se acordaría de aquel día?

El viaje que lo cambió todo | Inazuma elevenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora