Canción recomendada: Tabú - Soda Stereo
La maldita enana me había gritado y dejado con la palabra en la boca, pero eso no significaba que la dejaría ir sola a donde ella quisiese. La última vez que eso sucedió, nada bueno pasó para ella.
Una vez que salí de mi trance me vi sin nada. Si bien entrenaba y toda la cosa, no correría detrás de un auto, no iba a ridiculizarme tanto, ya me estaba ridiculizando al haberle enseñado a manejar, y que eso lo utilizara en mi contra, me dejaba bastante mal parado. Si los de mi equipo se enterasen de esto, ya no tendrían respeto por mí, sino por América Zimbrakis Katsaros, hasta me quitarían el puesto de capitán y se lo darían a ella los malditos.
¿Qué clase de padre le pone a su hija el nombre de un continente del cual no provienen sus apellidos? Querían, claramente, que sufriera bullying en mis manos.
Basta, Adam, concéntrate.
–A ver, a ver, a ver... ¡BINGO! –dije en voz alta mientras analizaba mi alrededor buscando algo que me ayudase.
Para mi suerte una bicicleta apreció en mi campo de visión, dándome la maravillosa idea de perseguirla en esta, ya que iría mucho más ligero y esquivaría los pozos mil veces más fácil de lo que los estaba tratando de esquivar ella.
–¡KATSAROS, FRENA ESE AUTO! –grité apenas empecé a pedalear, cuál desquiciado.
Tenía muchos miedos, el principal era que chocara el auto, digo, tantas clases de manejo no tuvo, si bien ella se cree superdotada, de vez en cuando hay que dudar de nuestros conocimientos y habilidades.
No sé, digo, de pedo llega a los pedales.
–¡DEJAME DE PERSEGUIR, JACKSON! –ambos sabíamos que haríamos lo contrario a lo que el otro exigiera, así que América trató de acelerar el auto, y yo me negué a dejar de perseguirla.
Según el camino que estábamos recorriendo hacia donde nos dirigíamos era a la casa donde nos estábamos hospedando.
Cada vez me acercaba más y más hacia la ventanilla del conductor, el oxígeno inhalado parecía infinito, no sentía cansancio, no sentía que me faltase el aire, solo sentía adrenalina pura la cual me obligaba a pedalear cada vez más fuerte, tenía que obligarla a detenerse, pero para cuando logre colocarme por delante del auto ya estábamos en la tranquera de la casa, ella frenó bruscamente el auto, se bajó de la misma manera, sin darme tiempo de nada, se acercó a mí y me tiro con bici y todo, para salir corriendo como alma que lleva el diablo.
Sin tomar un segundo de descanso, me levanté del suelo, ni me molesté en sacudir la tierra de mi ropa, directamente la perseguí hacia dentro de la casa, pero le perdí el rastro una vez ingrese.
Pero no pasaron ni 5 segundos que escuche un portazo en la despensa, así que con rapidez me dirigí hacia esta y abrí la puerta sin hacer esfuerzo alguno, para encontrarla tirada en el suelo, totalmente agitada, su pecho subía y bajaba con rapidez, y su mirada, esos malditos ojos grises, no sacaban la vista de encima de mí.
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The Last Life
RomanceEra de público conocimiento que la baterista de "The last life", y el capitan del equipo de fútbol se odiaban, después de todo se los podía ver molestandose en cualquier parte. Pero un mal novio, un grupo de amigos en común y un viaje cambiarán todo...