8. Hago vasos artesanales

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Canción recomendada: Heartbreaker - Michael Jackson

Desperté al sentir movimientos en la cama, parecía que el colchón se estuviera hundiendo, cosa que no pasaba cuando solo éramos Emma, Nadia y yo

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Desperté al sentir movimientos en la cama, parecía que el colchón se estuviera hundiendo, cosa que no pasaba cuando solo éramos Emma, Nadia y yo.

Agotada, abrí los ojos para encontrarme con que todos estaban en la habitación femenina, sentados sobre la cama, y si, Adam también era de esos. 

—¿Están locos? —Nadia preguntó levantando ambos brazos, en los cuales llevaba una botella de alcohol en cada uno, mierda— ¿Quién de ustedes tomó y dejó su evidencia en el patio?

Tal vez si aceptaba mi culpa ella no me retaría.

—Yo no fui —el primero en limpiarse las manos había sido el pecoso... tenía tantas ganas de ahorcarlo en esos momentos, pero tenía razón, yo era la culpable. 

—Yo menos, estaba durmiendo a tu lado —Emma, aun haciéndome piojito, negó su responsabilidad, para quedarse mirando como embobada a Luke, quien quería acomodarse junto a mí para que la chica le hiciera masajes también.

—No se te ocurra —empujé al de ojos mieles haciendo que se cayera de la cama. El chico me saco la lengua, a lo que se lo devolví—. Infantil.

—Habló.

—¿Quién fue? —Nadia volvió a exclamar, furiosa esta vez— Este viaje lo hicimos por América más que todo, así que quiero que alguno acepte la responsabilidad porque si esto era encontrado por los padres de Ethan posiblemente hubiéramos vuelto a nuestras casas.

Era mi momento, tenía que aceptar la responsabilidad.

Me senté en la cama para luego aceptar mí oscuro destino.

—Fui yo —vociferé, atrayendo la atención de todos—. Perdón, las encontré en un tacho de reciclaje cuando fuimos al río y quise hacer vasos.

Debería ser actriz.

—¿Y por qué no lo dijiste antes? —Adam me interrogó, levantando una de sus cejas como solía hacer.

—Me gusta el drama —ni siquiera debería darle explicaciones—. Si ya terminamos con toda esta situación me encantaría que se retiraran de la habitación, o en su defecto, no hiciera ruido, quiero dormir.

Haciendo el amague de volver a apoyarme en Emma, Luke se tiró por encima de ella, para sacarme la lengua.

—Te mataría si tuviera las fuerzas —susurré para acostarme al medio de la cama, como solía hacer, pero esta vez quien se colocó a mí otro lado no fue Nadia, sino el pecoso estúpido—. Salí de la cama si no querés morir.

—Es más cómoda que mi cama, así que hace silencio y yo voy a hacer lo mismo —acomodó la almohada de Nadia y se acostó boca arriba, al parecer el alcohol había hecho que olvidará lo que había dicho la noche anterior, o simplemente era un estúpido todo el tiempo—. Mierda, como me duele la cabeza.

The Last LifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora