Era de público conocimiento que la baterista de "The last life", y el capitan del equipo de fútbol se odiaban, después de todo se los podía ver molestandose en cualquier parte.
Pero un mal novio, un grupo de amigos en común y un viaje cambiarán todo...
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Hacía unos 15 minutos había despertado, no porque quisiera, sino porque aparte de tener un dolor de cabeza que parecía perforarme el cerebro, alguien había puesto el soundtrack de Violetta al máximo volumen que daban los parlantes que lo estaban reproduciendo, y podía reconocer muy bien quien era el responsable.
Tras reflexionar durante unos minutos, mientras sentía el frío de un trapo húmedo en mí cabeza, finalmente decidí abrir los ojos, para darme con que me encontraba acostada en una cama desconocida.
Cómo lógica respuesta a esto me desespere y me levanté tan rápido como pude, tirando todo lo que tenía encima de mí al suelo, para salir de la habitación sin siquiera ponerme zapatos.
—Como quieres que te quiera si te quiero y tu, no quieres que te quiera como yo quiero quererte —esas voces debían ser las de Ethan y Luke, estaba convencida.
Decidida a buscarlos me adentre a un oscuro pasillo, en cual final se encontraba una puerta semiabierta que aparte de ayudarme a identificar que de allí provenían las voces, también dejaba escapar luz, la cual me ayudo a notar cierta arquitectura típica italiana, tal como que las paredes eran blancas, las baldosas viejas y el techo poseía varias vigas de madera.
—¿A dónde carajos estoy? —dije finalmente abriendo aquella puerta para cruzar miradas con dos de mis amigos, quienes quedaron inmóviles ante la interrupción del show que estaban dando mientras preparaban pizzas; aquella era la cocina.
—América, ¿Te sentís bien? —Ethan no respondió mí pregunta, simplemente se acercó preocupado y tocó mí frente, a lo que me permití descansar durante unos segundos, apoyando mí peso corporal en él.
—Algo así, ya se me va a pasar.
—Estamos en Nono —respondió Luke dándome una cálida sonrisa despreocupada, a lo que inmediatamente me separé de Ethan y me acerque alarmada a la primera ventana que encontré, dándome con que un bosque rodeaba la casa donde nos encontrábamos.
—¡¿QUÉ ESTAMOS A DONDE?! —juré que me desmayaría de nuevo, eso estaba a 3 horas de viaje desde la capital, mí casa— ¿Cómo es eso posible?
—Aprovecharon que te desmayaste y te cargaron al auto —Luke parecía genuinamente tranquilo con su respuesta, no entendiendo que me habían secuestrado—. En todo el viaje no hiciste ruido alguno, pensamos que podrías estar muerta.
—¿Ósea que me secuestraron?
—Podría decirse —encogió los hombros y volvió a su tarea de ponerle salsa a la masa de la pizza.
—Ponete zapatos, te vas a enfermar —dijo Ethan, apuntando mis pies con el cuchillo con el que estaba cortando el queso.
—Tengo que salir de acá.
—Esta bien. Nadia, Emma y Adam están en el patio preparando la mesa, después te doy un recorrido si querés —Ethan se dio vuelta y siguió con su labor junto a Luke de preparar las pizzas mientras ahora tarareaban la canción de fondo.
