3. Los panqueques de lukipuki

260 29 163
                                    

Canción recomendada: dèjá vú - Gustavo Cerati

—América —sentí una mano en mi hombro, distrayéndome ya que estaba resolviendo algunas tareas—

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—América —sentí una mano en mi hombro, distrayéndome ya que estaba resolviendo algunas tareas—. ¿Puedo quedarme en tu casa?

—¿Qué pasó? —respondí dejando mis tareas a un lado y apagando la música de mis auriculares, para poder mirar aquellos ojos celestes que me encantaban, los cuales les pertenecían a mi novio, Jean.

—Peleé de nuevo con Lara —Lara, su madre, no era raro que pelearán.

—Jean, esta vez no vas a poder quedarte, mi mamá está muy estresada con el trabajo, más lo de mis abuelos que necesitan cuidado —si bien me hubiera encantado que se quedará, era día de semana, mi mamá trabajaba, y realmente teníamos muchos problemas.

—¿Sabes qué? Deja, nunca haces nada por mí —el rubio sacó su mano de mi hombro luego de apretarlo, y se retiró precipitadamente del aula.

Es un mentiroso.

Con algunas lágrimas en mi rostro desperté luego de en sueños recordar aquello, ¿Tan mal me había hecho estar con él?

Tras tratar de volver a dormir repetidas veces, y recibir cada vez más golpes de Emma y Nadia dormidas, ya que compartíamos una cama matrimonial, me decidí a levantarme deslizándome hacia abajo por la cama, porque claramente yo tenía que estar al medio.

Sin saber que hacer lo único que se me ocurrió fue una cosa... Prepararme algo para desayunar, eran las 9 de la mañana después de todo.

Decidida, sin zapatos, como siempre, me dirigí a la cocina, donde me recibió Luke, quien parecía estar en llamada con su madre, por lo que no había notado para nada mi presencia.

—¿Ma, me podés repetir tu receta de panqueques? —el de cabellos rizados se notaba concentrado mirando los ingredientes que tenía frente a él en la mesada, los cuales eran huevos, leche y harina de trigo.

¿Era capaz de romper mi costumbre de no comer en el desayuno por Luke? Sí. ¿Era capaz de comer un alimento que contiene harina de trigo por él siendo que me cae pesada? Sí, completamente.

—Ay, Lukipuki tenés la cabeza en otro lado, ya te la expliqué bastantes veces, te voy a pasar por mensajes la receta, pareces desconcentrado —la voz de su madre se notaba tan cálida del otro lado de la línea.

—¡Ma! Te dije que no me dijeras por ese apodo —justo cuando el de cabellos mieles se quejó, se dio vuelta para cruzar miradas conmigo, quien le estaba brindando una mirada de pura maldad—. Ma, te tengo que dejar, ahí leo tu mensaje.

—Está bien, Lukipuki —respondió la madre mientras Luke me hacía gestos para que no hablara.

—No quiero comentarios —soltó una vez que colgó la llamada.

—¿Lukipuki quiere hacer panqueques para todos? —me le acerqué y agarré sus cachetes— Que ternurita.

—No me gusta ese apodo.

The Last LifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora