La alerta de Laswell lo había hecho ir hasta aquella oficina, a mitad de la madrugada.
Siendo las cuatro de la madrugada, se encontraba furioso con Shepherd, pues, la situación había salido peor de lo esperado.
Sí, le había permitido a sus mejores soldados el ir a ésa misión porque así lo requería su general, pero todo se había salido de control y recién ahora era avisado del accidente.
– ¡Tienes que estar calmado Price!.
– ¡Y una mierda!. ¡Dos de mis soldados están desaparecidos y eso no es más que tu culpa!. ¿¡Quién derribó el jet!?. ¿¡Tus amiguitos los rusos!?
– ¡Ten más respeto conmigo, Price, que soy tu general!. ¡Mantén tu cabeza fría y piensa con claridad!. ¡Los accidentes siempre ocurren!.
– ¿¡Accidente!?. ¿¡Ahora el impacto de un MISIL en uno de nuestros jet lo llamas accidente!?. ¿¡QUÉ CLASE DE GENERAL ERES!?.
– ¡UNO QUE EVITA LA GUERRA CON LOS RUSOS!... ¡Tienes que calmarte, daremos con el teniente Riley y el sargento MacTavish!.
– ¡Eso sucedió hace dos días, según lo informado y yo me entero recién ahora!. Dime, ¿¡comenzaste la búsqueda!?... Claro, como siempre, ¡preferiste ocultar el sol con un dedo!. Y tú, Selina, ¿¡por qué callarte!?. ¿¡No que Simon era tu todo!?.
– ¡Aquí no es momento para ésas cosas, capitán Price!. ¡Shepherd tiene razón!. ¡Tienes que-...!
– ¡Mejor cierra tu puta boca!. ¡Lo que digas ya no tiene valor!. ¡Te quiero fuera de ésto, lárgate!.
La mujer simplemente tomó sus cosas y se fue, dejado a sus superiores encargarse del asunto.
Sí quería encontrar a Simon pero, ella seguía órdenes nada más...– ¡Si Selina no dijo nada es porque siguió mis órdenes!.
– Sí, ya. Me vale una mierda. ¿Cuál es el plan para encontrar a Ghost y Soap?.
– No hay plan, Price. Dejaremos que las aguas se calmen y luego enviaremos rescate. Según la última ubicación, fue en Noruega. En unos días alguien irá a tantear la zona.
– ¿¡No hay plan!?. ¿¡Tantear la zona!?... ¡Déjalo así, me encargaré yo, Shepherd!.
– ¡No te he dado la orden de hacerlo!.
– ¡No la necesito!. ¡Mi equipo, mis soldados, mi problema!.
Salió de aquella oficina furioso, dispuesto a lo que sea para encontrar a sus compañeros.
– Si no hay opción, brindale ayuda, Laswell. La va a necesitar...
La mujer simplemente asintió y salió de aquella oficina, dispuesta a ayudarlo.
Shepherd concluyó que definitivamente habían sido los rusos.
Le pediría ayuda a Philips Graves, comandante del grupo de mercenarios “Los Shadows”... Ya tendría tiempo de encargarse de sus enemigos...