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"A lucky, lucky girl
She got married to a boy like you
She'd kick you out if she ever, ever knew
'Bout all the - you tell me that you do"

Nueva York, la ciudad que nunca duerme, llena de habitantes que van a paso apresurado a sus trabajos y obligaciones de día y regresan a sus casas con pesadez de empezar su rutina al día siguiente. Personas que querían ser alguien esforzándose de más y personas que solo querían llegar a vivir un día más, el dinero tal vez no compre la felicidad pero si comodidad.

Pero tal y como el día era usado para trabajar, la noche tomaba un significado completamente nuevo.

Bares, casinos y antros iluminados con luces neón, hermosas chicas haciendo fila para entrar y un gran cadenero de cara ruda en la entrada, era increíble la cantidad de personas estrafalarias que se podía ver de noche, desde las más grandes Drag Queens hasta hombres de negocios que solo buscan un trago antes de ir a dormir.
Entre todos los bares de Nueva York había uno que relucía por su decoración, sus noches de karaoke y sus tragos, en especial los tragos hechos por la dueña del lugar.

Amelia Thorne Islas, la dueña del "Blue Moon Bar", una mujer de cabello castaño ondulado que le llegaba un poco más abajo de los hombros, de cuerpo atlético y de piel morena; nada se comparaba a sus hábiles manos, moviéndose con naturalidad entre las botellas y los shakers sin derramar una gota.

— Dos margaritas por aquí linda.

— ¡Un Daiquiri, por favor!

— ¡La siguiente ronda la invito yo, Bartender, una orden de shots medusa!

— Oye flaca, un White Russian por favor.

— ¡En camino! — la morena gritaba algo ensordecida por la música y los gritos de las personas cantando y bailando en la pista y el karaoke.

Le daban varios sobrenombres para llamar su atención tanto en español como en inglés pues Amelia había crecido con ambas lenguas gracias a su padre mexicano, esto le facilitaba tratar con clientes de diferentes partes de Latinoamérica que pasaban por su bar, la mezcla de personas de distintas culturas conviviendo entre ellas hacía que el Blue Moon estuviera lleno de sazón y vida.

— Dos margaritas listas.

— ¡Aquí un Daiquiri Blue Moon!

— Una ronda de shot medusa ¡Que siga la fiesta!

— Aquí tiene guapo, un White Russian.

Llevó todas las órdenes en orden y sin derramar ni una sola gota, sus ágiles manos se movían tan rápido cómo estás le permitían cumpliendo con las órdenes de sus clientes que llegaban tan rápido cómo se iban, siguiendo la fiesta en aquel bar que no dormía.
La muchacha tarareaba las canciones que resonaban en el lugar mientras agitaba el shaker con cierta facilidad, era viernes, una de las noches más fuertes para aquel bar, lleno de personas que buscaban empezar el fin de semana con algo fuerte y algunos nuevos rostros que probarían el alcohol por primera vez.

Este había sido su sueño desde que cumplió la mayoría de edad, abrir su propio bar. No tenía idea de lo que quería estudiar habían tantas opciones pero ninguna le llamaba lo suficiente para dedicarse a eso el resto de su vida, pero en su cumpleaños 21, desde que empezó a salir de fiesta con sus amigos y a visitar los diversos lugares para divertirse en la ciudad de Nueva York, descubrió lo que de verdad le apasionaba. Los baristas se veían increíbles haciendo malabares con las botellas y sus shakers entreteniendo a las personas mientras hacían sus bebidas en un corto tiempo, se enteraban de todo lo que pasaba en la ciudad gracias a los borrachos que hablaban sin parar hasta que se iban a sus casas o caían rendidos en la barra, eso era lo que ella quería, y claro que lo iba a conseguir. Estudió gastronomía y se especializó en la preparación de cócteles, al graduarse tuvo que ir a varios cursos de administración de empresas y trabajar en varios lugares para ganar experiencia mientras estudiaba y a la edad de 26 años al fin pudo abrir su bar, su segundo hogar, el Blue Moon.

𝑨𝒛𝒖𝒍 𝒅𝒆 𝑴𝒆𝒅𝒊𝒂 𝑵𝒐𝒄𝒉𝒆 ┤ʟᴇᴏɴᴀʀᴅᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora