17.

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Era una mañana preciosa, el sol estaba en lo más alto del cielo pero el calor era llevado lejos por los vientos frescos de agosto. Todo estaría perfecto si Amelia hubiese dormido apropiadamente.

Llevaba dos días así, llegando a su casa, cerrando su puerta y bloqueando cualquier entrada por la que los Dragones Púrpura pudiesen entrar, la paranoia acompañada por sus sentimientos hechos nudo encadenándola a la cama pero sin dejarla dormir.

Las ojeras bajo sus ojos y su mirada perdida daban a entender que moría por volver a los brazos de Morfeo, se encontraba sentada en su cama observando sus chanclas negras a un lado de esta, cuestionándose si debería empezar su día o dormir otra hora más, entonces, su teléfono vibró.

Un mensaje de un número desconocido, abrió el mensaje y simplemente suspiro.

«Amelia, buenos días, soy Abril O'Neil, ¿podríamos reunirnos hoy en el café que está una cuadra antes de tu bar? dijiste que hoy es tu día libre»

Amelia se quejó peinando su incómodo cabello que tenía algunas lamidas de vaca, la verdad es que no deseaba ver a nadie en su día libre, pero si era por el bien de su negocio iría aunque su cara estuviese pegada a su almohada.

Siguió con su rutina del día lentamente y con pereza, su cabeza lentamente salía de ese estado somnoliento en el que estaba, suspiros sonoros escapaban de sus labios con cada tarea terminada y una vez estuvo lista física y mentalmente le respondió el mensaje a la reportera.

«Claro, ¿te parece hoy a las tres? Tengo que hacer un par de cosas del bar»

Abril le respondió en corto tiempo y la mexicana guardó el teléfono tras confirmar la cita que tenían.

Una taza de café caliente es lo que necesitaba, a pasos arrastrados  camino hacia la cocina para preparar su deseado cafe, relamiendo sus labios ante la simple idea. Mientras esperaba que el agua estuviese caliente tomó su cuaderno y se puso a escribir en la mesa sin muchas ganas de dedicarle tiempo al dibujo, no era elocuente con sus palabras, simplemente ponía todo lo que había pasado en los días anteriores como una manera de descargar su cerebro de toda la presión que guardaba, se sentía un poco más liberada después de vomitar todo sobre el papel.

Suspiro al escuchar el alargado pitido de la calentadora y camino de vuelta a la cocina, preparo la bebida espesa con leche y jarabe de avellana para después sentarse en la mesa, disfrutando del calor que le causaba en sus manos antes de beber un par de tragos de este, tomó su computadora y siguiendo su lista de tareas comenzó a realizar los pagos pendientes a sus trabajadores y los gastos de los servicios en el bar, ya casi acompletaba lo suficiente para pagar la deuda del banco, ella había obtenido menos ganancias por lo mismo, pero no es como si viviese una vida cara.

Sus ojos le dedicaron una mirada al teléfono recostado boca abajo cerca de la computadora, el diseño de caparazón haciéndole pensar en las tortugas, más en específico al dueño de aquellos confusos sentimientos, inhalo profundo llenado su abdomen y dejó salir el aire regresando la vista al frente, tenía cosas más importantes que hacer que machacar su cabeza con esos asuntos desde temprano.

Terminó su rutina de mañana sintiéndose más en paz con ella misma y suspiro cerrando su computadora para poder descansar un rato antes de ir a su cita con Abril.





Terminó su rutina de mañana sintiéndose más en paz con ella misma y suspiro cerrando su computadora para poder descansar un rato antes de ir a su cita con Abril

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𝑨𝒛𝒖𝒍 𝒅𝒆 𝑴𝒆𝒅𝒊𝒂 𝑵𝒐𝒄𝒉𝒆 ┤ʟᴇᴏɴᴀʀᴅᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora