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Oscuridad.

Aquel bar se sumió en una oscuridad azulada cuando los últimos focos sobre la barra se apagaron, todos los presentes se miraron confundidos entre ellos y sus alrededores buscando una explicación del porqué los focos no funcionaban.
Amelia podía escuchar su corazón en sus orejas, todo esto era demasiado para ella, había tomado algunos cursos de defensa personal para ella y sus trabajadores solo por si llegasen a necesitarlos, pero en ese momento su cuerpo no podía moverse, el miedo obtuvo lo mejor de ella.

— ¿Qué mierda ocurrió con las luces? Ve y revisa, tonto. — Hun habló empujando a Fong hacia la puerta para que este fuera a revisar.

La mano del asiático seguía sujetando el arma contra la cabeza de la chica, estaba alerta, en espera de cualquier entrometido que estuviese jugando con ellos.
En eso, gritos y forcejeos se escucharon fuera del bar, la voz de varias personas que acompañaban a Hun y la voz de Fong, siguieron por un rato causándole a Amelia escalofríos y a Hun un dolor de cabeza.

— Tiene que ser una maldita broma, ya, camina. — el asiático empujaba a la morena para que se moviera de su lugar intentando escapar de aquella situación desconocida.

Pero una sombra entro al bar con pasos pesados, los ojos de Amelia fueron desde lo que parecían ser sus pies hasta su cabeza, la figura de dos metros cargaba consigo lo que parecían ser una mochila grande y no tenía cabello, de nuevo el corazón de Amelia pareció salirse de su pecho, ¿cuántas personas han de llegar a su bar a esas horas de la noche?
La morena pudo sentir como aquella alta persona se tomaba su tiempo de analizar su posición, apenas podía ver su rostro, pero sabía que tenía su mirada fija en ella.

— Suéltala Hun, y nadie saldrá herido. — habló la figura con una voz peculiarmente confortante, pero seria y directa.

— Hah, no tomo órdenes de un reptil gigante, así que vete, o le llenare la cabeza de plomo. — al decir esto el asiático hizo su agarre más fuerte sobre la menor y pegó aún más la punta de la pistola contra su cabeza.

Los ojos de la chica estaban llenos de lágrimas mientras soltaba sollozos, estaba exhausta, aterrada y su estómago había empezado a dar vueltas y ardía por la ansiedad del momento, tan solo quería que todo terminase.

— No me das opciones Hun. — el sonido del metal hizo que devolviera su mirada a aquella gran sombra, por la limitada luz que se colaba por la puerta se pudo ver un destello desde las manos de la sombra, Ninjatos gemelos desenfundados, una en cada mano, la sangre de Amelia se heló. — Suéltala, y no te haré tanto daño.

Hun estaba empezando a entrar en pánico, ¿y cómo no? Aquella figura le doblaba con facilidad el tamaño, sus brazos musculosos y aquellas armas en cada mano, fácilmente podría ponerlo en su lugar si no tuviera la ventaja de tener a la menor en sus brazos cómo "protección", pero hasta el hombre más feroz es presa del pánico. Aquella figura comenzó a acercarse, se escuchaban pasos firmes conforme avanzaba, Hun sin pensarlo dos veces disparó su arma contra suya mientras le advertía no acercarse más, aquella figura lograba esquivar cada uno de sus disparos con agilidad, demasiada para ser alguien tan grande como lo era el, los disparos iban a la alacena de sus botellas reventando las que estaban al alcance de las balas, el sonido de las balas atravesar la madera y el vidrio golpeando el suelo hizo que a la ansiedad de Amelia se le agregara enojo, ningún ladrón habría de quitarle lo que tanto esfuerzo hizo.

Una de las balas atravesó el brazo de la figura misteriosa y fue cuando la morena actuó, dio un pisotón con sus zapatos de tacón corto a Hun el cual se distrajo con el dolor soltando a la mujer, de inmediato Amelia corrió a esconderse debajo de la barra dándole luz verde a su salvador para acercarse al asiático, sonidos de disparos, el metal chocar contra metal, y gruñidos y quejidos acompañaban aquella orquesta de violencia.
Podía escuchar cómo las mesas se caían y estruendos ruidosos contra las paredes hacían que más botellas estallaran contra el suelo, si no estuviera muerta de miedo ahora mismo estuviera pensando en que tan costoso le saldría reponer todas las pérdidas de esa noche.

Silencio, su respiración agitada era fuerte acompañada con una segunda respiración detrás de la barra, busco con cuidado en su bolso un pequeño llavero que tenía una linterna incluida, no era tan fuerte, pero serviría para ver a su salvador

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Silencio, su respiración agitada era fuerte acompañada con una segunda respiración detrás de la barra, busco con cuidado en su bolso un pequeño llavero que tenía una linterna incluida, no era tan fuerte, pero serviría para ver a su salvador.

— ... ¿Sigues ahí? — habló suavemente la morena, el sonido de las espadas guardarse en sus vainas le fue suficiente respuesta para salir.

Lentamente salió de detrás de la barra a gatas, se puso de pie y encendió la linterna en dirección a aquella figura.

— De verdad te lo agradezco, estaba tan asustada, no sabes cuanto... — en cuanto la luz golpeó la figura de su salvador dejó de hablar.

Las palabras no salían de su boca acumulándose en su garganta, la leve luz de la linterna iluminó lo que parecía ser el torso de su salvador, era ancho, robusto, musculoso, y grande, muy grande, tenía cierta similitud con el plastrón de una tortuga, usaba pantalones algo gastados y a su izquierda parecía una pequeña protección hecha de matrículas de auto, tirantes de cuero que sujetaban lo que parecía ser las fundas de las katanas que había visto; siguió subiendo la luz hasta ver parte de la piel de sus hombros y brazos, una piel verde de apariencia escamosa y brillante esmeralda, sus manos de tan solo tres dedos cubiertas con vendas algo sucias, y por último, su rostro.
Similar al de una tortuga, cubierto por una bandana azul sobre sus ojos azules, unos preciosos ojos azules, fue entonces cuando Amelia sintió su mundo moverse, dio un simple paso hacia atrás cuando sintió su cabeza ligera y su cuerpo pesado, cayó al suelo soltando la lámpara dejando el bar nuevamente a oscuras y a una tortuga sin duda preocupada.

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𝑨𝒛𝒖𝒍 𝒅𝒆 𝑴𝒆𝒅𝒊𝒂 𝑵𝒐𝒄𝒉𝒆 ┤ʟᴇᴏɴᴀʀᴅᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora