7.

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La ciudad de Nueva York se veía sorprendente de noche, las luces neón de los espectaculares, los shows callejeros y la música fuerte de los establecimientos eran lo que le daba vida, y se veía más espectacular desde los techos, cosa que 4 hermanos disfrutaban cada noche cuando salían a patrullar. Se dividían para cubrir la mayoría de la ciudad comunicándose por sus radios si encontraban algo; Leo al norte, Rafa al sur, Donnie al este y Mikey al oeste, esa era su organización, y gracias que era así pues el bar de cierta mujer estaba al norte de la ciudad.

— Nos vemos a las doce para reagruparnos y rotar. — habló el líder por el radio.

Tres voces respondieron de manera afirmativa y cortaron comunicación, Leonardo empezó su vigilancia, merodeando entre los techos y escaleras de incendio asegurándose de que no hubiera ninguna persona en peligro ni algún soldado del clan del pie o parte de los dragones púrpura.

La noche parecía estar tranquila por esa parte de la ciudad, únicamente presenció un acto de violencia con una mujer irritada y un trabajador cansado, no comprendía cómo los humanos se molestaban con personas que trabajaban para el servicio al cliente. De vez en cuando revisaba su teléfono hecho por Donnie para asegurarse de que aún estaba a tiempo para su cena con Amelia, no podía llegar tarde a la reunión con su nueva conocida humana, en especial para decirle que debía mantener su encuentro en total secreto.

Eran las ocho y media, tenia suficiente tiempo para llegar al bar, saltando de edificio en edificio aterrizó en el techo del bar, las luces parecían estar tenues por dentro y música ligera apenas se escuchaba. Bajó del techo tocando la puerta trasera del bar y espero a que la mujer le abriera.

Cuando la puerta se abrió pudo ver cómo la chica se notaba algo tensa hasta que sus miradas se encontraron, sonrió un poco apenado y saludó con su mano.

¿Mesa para dos? — bromeó intentando hacer reír a la dueña del lugar.

Lo cual exitosamente funcionó.

Amelia sonrió soltando una ligera risa. — Adelante, ya tengo su mesa lista.

Amelia abrió en su totalidad la puerta y se hizo a un lado dejándole pasar, Leo tuvo que agacharse un poco para pasar por la puerta y al entrar miró con detalle el bar.

— ¿Lo limpió todo usted sola? — preguntó Leo mientras Amelia cerraba la puerta con seguro para evitar que alguien entrara por sorpresa.

— No, tuve algo de ayuda de mis amigos, y puedes dejar de hablarme de usted, de seguro tenemos la misma edad.

— Oh, ¿también tienes 22 años?

La cara de Amelia miró con sorpresa al reptil, ¿era tres años menor que ella? Se le quedó viendo con sorpresa a lo cual Leonardo la miró nervioso.

— ¿Tienes 22 años? — preguntó Amelia incrédula.

— Sí, bueno, al rededor de esa edad, es confuso de decir.

— Eres tres años menor que yo y estás del tamaño de mi bar, quiero de lo que sea que estés comiendo. — bromeó haciendo que una sonrisa nerviosa apareciera en los labios del reptil.

Amelia se sentó en la barra abriendo una de las cajas de pizza mostrándosela al menor.

— Adelante, come un poco, ¿te gustaría algo de beber? Oh, ¿puedes consumir alcohol?

𝑨𝒛𝒖𝒍 𝒅𝒆 𝑴𝒆𝒅𝒊𝒂 𝑵𝒐𝒄𝒉𝒆 ┤ʟᴇᴏɴᴀʀᴅᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora