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Amelia despertó. El ambiente oscuro de la guarida haciéndole querer volver a dormir en aquel colchón en el suelo, no era a lo que estaba acostumbrada, pero le causaba cierta comodidad y melancolía, le recordaba un poco cuando ella y sus primos hacían pijamadas en las casas de sus abuelos y tenían que dormir en el suelo con cobijas o en un colchón.

Lentamente despejó el sueño que tenía sobre su rostro y se vistió con algo cómodo, ahora no tendría que salir, no había razón para arreglarse tanto. En una pequeña canasta había puesto sus cosas de cuidado personal y con cautela para no despertar a nadie se dirigió al baño.

Era usual que ella fuese la primera en levantarse, al menos por esa temporada, las tortugas dormían hasta las doce casi una de la tarde por el letargo que el frío les causaba, no le molestaba en lo absoluto, al contrario, así tenía el baño para ella sola y no tenía que preocuparse en hacer todo rápido.

Al mirar su reflejo en el espejo suspiro, habían pasado seis meses desde que las tortugas entraron a su vida, seis meses en los que su vida cambió por completo y una responsabilidad más se había agregado a su lista además del bar. Su alma se sentía apretada al recordar los problemas en los que se había metido sin querer.

Sonrió, mirando su rostro esta vez con un poco más de detenimiento, había crecido, un poco en el exterior gracias a las prácticas semanales con el hermano de rojo, pero en su interior era diferente, más alegre, más como ella.

— Estoy viva. — se dijo en un susurro, agradecía por su cuerpo y su vida en ese momento. — No lo había pensando hasta ahora.

Respiró, y exhaló. Salió del baño a los pocos minutos de terminar su rutina y se dispuso a hacerse cargo del desayuno como le había prometido al maestro Splinter, consideraba la sartén y la espátula como sus propias armas al cocinar, nadie podía manejarlas como ella, bueno, tal vez Mikey, debía admitir que tenía buen sazón para preparar fideos instantáneos.






Donnie fue el segundo en despertar, siendo el tercero Leo, los dos caminaron hacia la cocina atraídos por la voz femenina que venía de esta acompañada por el sonido de la comida sisear con el calor del sartén

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Donnie fue el segundo en despertar, siendo el tercero Leo, los dos caminaron hacia la cocina atraídos por la voz femenina que venía de esta acompañada por el sonido de la comida sisear con el calor del sartén. La mujer iba de la mesa a la cocina, poniendo servilletas, platos y tazas sobre el mueble de madera que Donnie había reparado y Rafael había pintado con la ayuda de Mikey, mientras que se aseguraba que el desayuno no se quemara en la sartén, todo lo hacía mientras murmuraba cosas para ella misma.

El cafecito ya está, los huevitos también y solo falta- ¡Ay santa madre! — grito la mujer al darse la vuelta y ver a las dos tortugas paradas en la puerta, observándola. — ¿Porqué no me dijeron que estaban despiertos? casi me dan un infarto.

«¿Cómo es posible que tortugas tan grandes y pesadas fueran tan silenciosas?» pensó Amelia mientras apagaba la estufa.

𝑨𝒛𝒖𝒍 𝒅𝒆 𝑴𝒆𝒅𝒊𝒂 𝑵𝒐𝒄𝒉𝒆 ┤ʟᴇᴏɴᴀʀᴅᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora