Oye mi amor, no me digas que no.

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Leo trató de escapar, pero en ese instante Cristiano llegó a casa y lo vió en el patio tratando de salir.

- ¿Se puede saber dónde ibas?

- Necesitaba tomar aire fresco, me has tenido encerrado por días y es estresante.

- Eso no te importaba antes de conocer al naco ese. De seguro vas con él, ¿No? - Cristiano lo tomó fuertemente del brazo.

- ¡No, Cris! - se zafó de su agarre - Solamente iba a pasear.

- Entonces te acompaño. ¿No te molesta o sí?

- ¿Porqué me molestaría?, Después de todo eres mi marido, ¿No, amor? - dijo sarcástico y salió de casa, Cristiano fue detrás de él.

Lionel iría de todas formas al mercado a encontrarse con Memo, pero sería una misión imposible que Cris no los viera, pero la vida es un riesgo carnal.

- Ush, ¿Cómo es que vienes aquí a "tomar aire fresco"? - preguntó Cristiano al entrar y ver esos puestos repletos de gente.

¡Pasele marchante,
bara, bara, bara,
Pregunté sin compromiso
Solo bueno, bonito y barato!

Cristiano se sentía abrumado ante el trato de esos comerciantes con sus anuncios tan alarmantes para atraerlos a su negocios.

- Si tan sólo te dieras el tiempo de conocer a las personas de barrio como tú les dices, Cristiano, otra cosa sería diferente. Tú sólo manejas poses y aquí hay pura honestidad. - Lionel estaba relajado viendo cada cosa del mercado.

- Por su honestidad es en dónde están. - miraba con desagrado cada puesto, a la gente y se tapaba la nariz cada que pasaba por un puesto de comida, los olores eran demasiado fuertes y Cristiano muy delicado.

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Ahí estaban Javier e Hirving disgustando un elote mientras cuidaban del changarro de “¡CHINGUE A SU MADRE!, Todo a $5 pesos”

- Oye Chucky, ¿no te has puesto a pensar que el amor es como un elote?, a veces te toca tierno y a veces te toca duro.

- Nunca me ha tocado tierno y a éste nomás le estoy quitando la mayonesa y el queso. - dijo Hirving con la boca manchada.

- Cómete mi elote que si está bien tierno.

- Qué buena onda eres, Chícharo, eres mi mejor amigo. - sonrió y tomó el elote con su otra mano - Mira, Chícharo, ahí viene el que te gusta actúa normal. - le dió un codazo.

- ¡Angeles de Charly!, ¿ahora porque anda de pipo y guante? - dijo Javier al ver a Cristiano de lejos, puesto que aún mercado se iba lo más cómodo posible y no con un traje carísimo como los de él - ¿Será posible que éste sea mi ser amado? - le pregunto a Lozano.

- Pues quizás. - se encogió de hombros.

- Sí viene hacia acá, es un sí, sino, pues no, ¿O tú qué crees, Chucky?

- Mira, Chícharo, si amas algo déjalo libre, si regresa es tuyo, si no… Corre tras él, mano.

- Es que no me quiero ver muy desesperado.

- Pero no te ves.

- ¿En serio?

- No, no te ves, estás desesperado, ya ni yo con el Acevedo que no más fue una calentadita así como las tortillas.

Hirving siguió comiendose sus elotes, Javier miraba como Cristiano venía con Lionel discutiendo, el argentino entró al puesto con la excusa de que necesitaba comprar naranjas para un jugo, pero Ronaldo insistía en que podía comprar un jugo en el supermercado, obviamente Leo no le hizo caso a su marido fastidioso y se adelantó.

Cristiano al tratar de alcanzarlo topó con el joven Hernández, quién había precipitado aquel accidente para verlo.

- Fíjate, ¿No?

- Nice to meet you! - saludó alegre Javier al ver a Cristiano.

- Naco, ¿Qué haces aquí? - le pregunto confundido.

- Pues aquí trabajo, Mon amour. ¿Y tú qué haces por acá? - le sonrió.

- En primera, no me llames así, en segunda, estoy con mi marido y no te interesa realmente.

- Ombe, tu cuéntame soy todo oídos, tengo bastante tiempo. - Javier se interpuso para que no pudiera ir detrás de Leo y que éste tuviera la oportunidad de hablar con Memo.

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- Disculpa, ¿A cómo tiene el plátano? - preguntó Leo a Memo, quién estaba ocupado contando la morralla.

- A $20 el kilo.

- ¿Y el pepino?

- A $15, güero. - dijo y después reaccionó, pues tenía enfrente a su güerito chulo, que pendejo en no darse cuenta que era Leo y que lo estaba prácticamente albureando con sus preguntas - ¡Leo!

- Shh, ahí está mi marido, actúa como si no nos conociéramos. ¿Qué querías decirme? - preguntó mientras fingía escoger la fruta.

- Tengo las pruebas suficientes para que puedas firmar el divorcio de una vez por todas.

- ¿En serio? - la cara de Lionel se llenó de ilusión ante aquello dicho por su amor.

Memo asintió, él estaba apunto de darle el sobre con las pruebas, cuando Cristiano llegó y abrazo a Lionel, era claro que reconoció a Guillermo y quería restregarle en la cara que el argentino seguía siendo de su propiedad.

- Hijole, se le juntó el ganado al güero. - le dijo Andrés a Henry.

- Ojalá y halla pelea, eso atrae a los clientes bien padre. - le contestó Henry - Órale, chaparro, vé y vacía con cuidado la caja de los tomates.

- ¡Ay, todo yo!, Dile a Chucky, nunca hace nada, ahí está todo zángano tragándose dos elotes.  - renegó Diego, pero de igual manera obedeció a Henry, pero para antes cambió de canción para motivarse a realizar su chamba.

Conmigo tú alucinarías, cómo no
Conmigo tú hasta el fin del mundo
Contigo yo me perdería
Contigo yo quiero todo y nada a medias

Diego ya era un adolescente que se debido a su etapa pues se estaba volviendo más rebelde y con mayor gusto en el rock, así que puso a su poderosísimo Maná, sus tíos siempre le tiraban carrilla de que "Maná no era rock" y él les contestaba poniéndoles "Me vale" de esa misma banda.

Pero en ésta ocasión, la canción que sonaba era muy especial, la cuál explicaba muy bien la situación entre Memo y Lionel.

Guillermo se acercó para ayudar a su sobrino Diego, justamente en donde Leo estaba, Cristiano estaba del otro lado de Lionel de brazos cruzados esperando que su marido terminara de comprar.

Pero tú ya tienes otro
Un tipo frío y aburrido
Un tonto que es un reprimido
Eso no te pega a ti
No te va, no, no, no, no, no

El tipo frío y aburrido se trataba de Cristiano, éste simplemente enfureció ante su música "de greñudos apestosos", pero eso incitaba a Guillermo a cantar con más sentimiento.

Oye mi amor, no me digas que no
Y vamos juntando las almas
Oye mi amor, no me digas que no
Y vamos juntando los cuerpos

Lionel reía ante los cantos de Memo, quién cada vez estaba más cerca de él. El mexicano extendió su mano para que el argentino pudiera tomar aquel sobre rapidamente antes de que Cristiano lo jalara hacia el otro lado.

- ¡No tengo porqué seguir soportando ésto, vámonos ya, Lionel! - habló molesto mientras abría su cartera - Toma, quédate con el cambio, que te hace falta, porque si ya eres un muerto de hambre, de cantante te mueres más. - Cristiano le tiró un par de billetes a Guillermo los cuales cayeron a sus pies.

Memo los levantó y en cuánto lo hizo, aquel matrimonio ya se había ido, Guillermo guardaría aquellos billetes, pues pronto se volvería a topar con el engreído ese y se los devolvería tal cuál él lo hizo.

Oye mi Amor || mechoa | ship FIFA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora