"¡Chingue a su madre,
Todo a $5 pesos!"
Lionel que solamente salió de su casa para ir al tianguis a pensar cosas, jamás imaginó encontrar el amor en aquel puesto de rebajas.
"Oye mi amor, aquí le damos lo mejor"
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Leo llegó a casa de Kun para platicarle su plan, así que aceptó y después fueron con los demás.
Henry, Andrés, Layún, Hirving, Diego y hasta Vela se colocó para ayudar. Ni mandado a hacer, los inquebrantables amigos se pusieron su mejor traje de mariachi para darle a Memo una bonita serenata.
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Javier se quedó en la casa de Memo, puesto que el camino al trabajo era más corto y al tarolas del Chícharo siempre se le hacía tarde, además al Memorras no le molestaba su estancia ahí, puesto que Lionel no estaba con él aún.
Yo creo podemos ver el nuevo amanecer De un nuevo día Yo pienso que tú y yo Podemos ser felices, todavía
- Memo, despierta.
- Cinco minutitos más. - Memo abrazó su almohada y se dió la vuelta.
- Memo, ¡que despiertes!
- ¡No, que yo no quiero ir a la escuela, yo quiero ser cantante grupero, jefa!
- ¡Qué cantante grupero ni que nada!, ¡Guillermo, levántate cabrón! - Javier gritó moviendo a su compañero para que se despertara.
- ¡No manches, está temblando! - gritó y el caerse de la cama lo hizo reaccionar - Ay, güey.
- Santo madrazo, Memo. - dejó de mirar por la ventana para ver a Guillermo.
- ¿Qué pasa?, ¿que es eso, Javi? - se acercó hasta la ventana para ver.
- Mira, mariachis.
Si nos dejan Buscamos un rincón cerca del cielo Si nos dejan Haremos con las nubes terciopelo
- Órale, mira, Javi, en este tiempo ha crecido una bonita amistad, pero, ¿no se te hace mucho traerme mariachi?, yo creo que lo mejor es que dejemos de vivir juntos. - lo miró y Javi le dió un zape.
- ¡No, menso!, como te voy a traer serenata yo?, Se trata de Lionel, míralo, ahí está la pulguilla con su traje de mariachi con los babosos aquellos.
Ambos de inmediato salieron de casa para presenciar mejor la escena, Guillermo jamás se imaginó a Lionel con traje de mariachi y mucho menos cantando "Si nos dejan" a lado de sus queridísimos amigos.
Y, ahí, juntitos los dos, cerquita de Dios Será lo que soñamos Si nos dejan, te llevo de la mano, corazón Y ahí nos vamos
Lionel al ver a Memo se acercó a él para cantarle y éste sonreía como menso.
Si nos dejan De todo lo demás nos olvidamos Si nos dejan Si nos dejan
- Cantas re bonito, mi Leo, y te ves bien guapetón con ese traje de mariachi.
- Fue una sorpresa para alguien que amo con toda mi alma.
- ¿Y se podría saber quién es ese alguien, chulo?
- Vos.
- ¿Vos, qué es vos?, ¿Voslaiyir?
- No, bobo, a tí, ¡Tú eres ese alguien, te amo mi tamal de dulce! - rió al igual que Memo, quién tomó al argentino de la cintura para inclinarse y darle un beso, sin antes cubrirse con aquel sombrero de mariachi.
Hirving, Kun y Layún estaban pedos y comenzaron a cantar algo nada romántico mientras bailaban para Javier de parte de Lozano por aquel elote que le dió hace unos días.
- ¡Arranquense muchachos! - gritó Lozano, quién comenzó a tocar su instrumento al igual que Andrés, Dieguito y Vela.
En ésta ocasión Hirving, Kun y Layún eran quienes se dedicaban a cantar y Javier a disfrutar.
Henry estaba celoso al ver cómo Layún bailaba con Javier.
Qué lindo tu cucú ¡Cucú!
Hermoso tu cucú ¡Cucú!
Redondito y suavecito, suavecito, suavecito, suavecito ¡Qué lindo es tu cucú!
- Ya están bien borrachos, ya vámonos para la casa para que se les baje esa borrachera. - habló Henry enojado mientras jaloneo a Layún.
- Amor de mis amores, es inspirada y dedicada a tu cucú. - le respondió Layún a Henry, que era su pretendiente, pero nunca llegaban a nada.
- ¡Ooh, no te pongas así, Henry! - dijo Hirving.
- No seas amarguetas, mi henruchito...Si todavía le falta la parte en donde tiene que contestar.. - le dijo Kun quién comenzó a cantar y los demás lo siguieron.
Memo y Lionel seguían romanticeando.
No te metas con mi cucú ¡Cucú! Redondito y suavecito, suavecito, suavecito, suavecito ¡No te metas con mi cucú!
- Ya no estén chingando, vámonos de aquí a bajarles esa borrachera.
- Amonos al puesto de antojitos, traigo harta hambre. - sugirió Diego y hacia allá fueron, Javier también los siguió, no quería ser mal tercio con los tortolitos.
Nos mandaron para el cucú ¡Cucú!
- ¡Vámonos, vámonos! - dijo Layún, quién iba abrazado de Henry, ellos todavía traían la fiesta y seguramente irían todo el camino cantando canciones, pues la renta del traje no había sido por nada, tenían que desquitar.
Redondito y suavecito, suavecito, suavecito, suavecito...
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Ya en el puesto de antojitos, Henry pidió unas enchiladas para él y Layún.
- Tú y yo no somos nada y me celas, luego te digo que si prestas y devolada te enclochas - le decía Layún enojado a Henry - ¡Ya al grano!, Si me amas, déjame libre, si regreso soy tuyo, si no, nunca lo fui. - le dijo de la forma más dramática que puede haber.
Henry no soportó más, quería hacer algo especial para cuando se animará a decirle aquella pregunta tan importante, pero Layún le sacaba canas verdes y hasta moradas.
- ¿Quieres ser mi novio? - dijo rápidamente y tapó su boca. A Miguel hasta lo borracho se le quitó.
- ¿Ahorita? - lo miró sorprendido, no supo que más decir.
- O mañana si quieres. - rascó su nuca, estaba nervioso.
Miguel le hizo una seña de que se esperara, se levantó de inmediato para alejarse del lugar y poder vomitar en el contenedor de basura más cercano.
