Oye mi Amor || mechoa | ship FIFA

El América, mi primer amor.

- No sé ni porqué te aguitas, la verdad, Memorras. Solamente lo viste una vez y ya y resulta que hasta te rompió el corazón, Nah, Nah.. Tú fuiste el güey que solito cayó, ¿Dónde quedó eso de que tú único y primer amor era el América y no un mendigo chaparro guerejo?

Henry, quién era el "más cuerda" en todo ese grupo de amigos; regañaba a Guillermo, pues éste era medio güey para el asunto del amor.

- ¡Ya ombe! - alzó su voz - Siempre con tus pinches sermones, ya me tienen hasta la coronilla.

- Pues mira como estás todo aguitado desde anoche.

- Sí sigue así va a adelgazar cinco kilos en menos de dos días. - habló Hirving burlándose quién comía un sándwich con bastante aguacate.

- Qué bajar cinco kilos, ni que nada. ¡Éste güey se acaba de chingar una hamburguesa de puro coraje. Y Órale, tu termina de tragar para ya irnos a chambear al mercado. - dijo Henry levantándose del comedor.

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Si yo te amo y siempre te amaré
Dicen tus jefes que yo soy un vago
Que soy borracho y un loco también

- Mira, pues vago si eres, pero responsable, borracho pues también y loco poquito no más. - decía Andrés.

- Ya bajale, uno ya no puede cantar porque lo relacionan con la canción. - decía Memo quién bajaba algunas cajas con la ayuda de Lozano.

Pero no saben que yo a ti te amo
Y que yo nunca te dejaré
Porque eres tú
Mi amor, nada ni nadie nos va a separar

- Que onda, mi Andy.

- ¡Dulce, qué milagro! - respondió con emoción - ¿Qué haces por acá?

- Ando ayudándole a mi jefa a vender sus tamales, pero pues quise pasar a saludarlo para saber cómo estaban.

- Pues todos estamos como queremos, así bien buenotes. - bromeó Javier, Andrés simplemente le dió un codazo para que se callara.

- Sí, ya ví. - rió - Hola, Memo. - saludó tímida.

- Que hongo. - sonrió falsamente mientras seguía sacando cajas.

- ¿Qué le pasa a Guillermo?

- Nada, no durmió bien y por eso trae el genio de perro. Pero es un gusto verte por aquí, haber cuando te caemos por una orden de tamales.

- Ya estuvo, eh. Nos vemos, chavos. - se despidió la joven Dulce María.

- Oye que grosero de tu parte saludar así a la María, bien que andabas detrás de ella y ahora la ignoras re gacho.

- Ella no me interesa.

- ¿Y el güero sí? - negó Andrés - No mames, Guillermo. Uno hay que saber con quién tiene posibilidades y con quién no, la Dulce está bien bonita y te quiere, ese argentino solamente te carcome el cerebro y sabrá que mañas tenga, es un fifi, en cambio María es muy natural.

- ¿Le dice "natural" a su cabello con tinte rojo extra explosión de fresa?, No mames, Guardado. - se burló Javier - Deja a mí compadrito, él quiere al güero y lo va a conseguir.

- ¿Y qué?, ¿Lo va a invitar a un elote? - rió a carcajadas - Ese fifi va a querer más que eso.

- Bueno, pues a ti que te valga madre, ¿No?, Es más vete para allá, te habla tu mamá. - dijo Javier ahuyentando a Andrés para que dejara en paz a Memo.

- Gracias, Javi.

- Ya ves, no sé que harías sin mí, cabrón.

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Mientras tanto, en el otro lado de la sociedad. Cristiano se apresuraba alistandose para salir a trabajar, cargaba un humor de la chingada y Lionel no se percató de eso, lo abrazó por detrás y Ronaldo lo que hizo fue enfadarse.

- ¡Ya me arrugaste el traje! - dijo colgando el teléfono y después miró con molestia a Lionel - ¿Ya estarás contento, no?

- Perdón, no sabía que estabas molesto.

- Tu nunca sabes nada, solamente haces berrinches y lloras como un bebé, lo único que sabes hacer, Lionel.

- ¿Te vas?

- ¿No es obvio? - respondió con fastidio.

- Pensé que te tomarias el día libre como me dijiste, Cris.

- Mira no empieces. ¿De acuerdo? - bufó - Es un asunto importante de la empresa y el quedarme aquí no va a resolverlo, así que no quiero reclamos porque de éste trabajo sale para tus estúpidas cosas que compras.

Aquel marido amoroso y lindo se había perdido aquella noche y ahora había regresado aquel gruñón, arrogante y déspota de Cristiano, que con cualquier cosa que dijera hacía sentir mal a Lionel.